Jorge Diaz. Fíjese, dejan a miles de estudiantes sin clases, cobran su salario íntegro mientras están de paro, gozarán de su período vacacional de semana santa y bloquean durante nueve horas la Autopista del Sol arruinando la única oportunidad para muchos de descansar felizmente y de otros, para hacerse de recursos económicos y no les pasa nada. Fuente: Milenio.

Hablo de los “maestros” y empleados del magisterio disidente integrado en la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG).

Qué vergüenza dan las autoridades, que en lugar de mostrar sensibilidad hacia los niños de ese estado, por los de vacacionistas que muy probablemente comprometieron sus ahorros o futuros ingresos para pasarla bien en Acapulco, y por los miles de personas del estado de Guerrero que esperan este momento para llevar dinero a sus bolsillos y con ello mantener a su familia durante meses, prefirieron hacerle sus gustos a los del magisterio y no tocarlos ni con el pétalo de una rosa.

¿Por qué no desalojan bloqueos y abusos de ese tipo como lo hacen en Nueva York, Londres o Francia, haciendo valer el derecho de todos? Porque a estos gobiernos de pacotilla les falta legitimidad o no quieren matar a la gallina de los huevos de oro (léase: fábrica de votos para las siguientes elecciones).

Así quién no quiere ser profe de Guerrero ¿verdad? Los privilegios de la impunidad, la burla y la quincena segura.

Que se lea con todas sus letras: al magisterio (y todos sus apéndices disidentes o alineados) les hace lo que el viento a Juárez que una de las lideresas esté en la cárcel, eso de poner sus barbas a remojar no les preocupa, porque saben que son mucho más que una simple líder ratera.

Queda claro: al magisterio le pelan los dientes: el gobernador de Guerrero, el de Oaxaca, el de Michoacán y para acabar pronto, todos los gobernadores del país. Se incluye en la lista de débiles ante su poder: al presidente de la república, las policías, la SEP, el papa Francisco y todo su ejército de ángeles y serafines, los medios de comunicación y todos los poderes fácticos (los reales y los que están en la imaginación de López Obrador), y hasta el “Chicharito” Hernández y todos sus goles, que no sirven más que para empatar ¡Viva México!

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