Mujer maltratada.
Rocío Moreira. El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, pero de qué sirve la existencia del mismo, si los otros 364 días del año, se escuchan relatos acerca de violencia de género, que muchas veces termina en feminicidios, (sin olvidar los miles de relatos que no salen a la luz).

A diario, en todo el mundo cientos de mujeres son víctimas de abusos, ya sea a través de un esposo que las maltrata física y/o psicológicamente, de padres que las venden a tratantes o las obligan a contraer matrimonios contra su voluntad, de patrones que las explotan con jornadas laborales exhaustivas, de proxenetas que las someten a la prostitución y a vejaciones indescriptibles, de hombres que escudándose en una religión las lapidan bajo cualquier pretexto, de costumbres tribales que las someten a la crueldad de la ablación, por mencionar solo unos cuantos ejemplos.

A nivel mundial existen cientos de Organizaciones que buscan luchar por los Derechos de las Mujeres, pero desgraciadamente, no es suficiente, se necesita mucho para que exista una verdadera situación de igualdad, es necesario un cambio en la mentalidad de los seres humanos, y este debe empezar desde la educación primaria, desde el hogar, donde se debe enseñar tanto a niños como niñas, que ambos son iguales, son seres humanos que sienten y tienen dignidad.

Es necesario hacer conciencia en aquellos hombres que acuden a burdeles, que muchas de las prostitutas no están ahí por su voluntad, ni que les gusta ejercer esa profesión, como piensan muchos, que a ellas no les gusta ser víctima de vejaciones; es necesario concientizar en que una esposa no es una esclava, ni una posesión más, sino una compañera, una amiga.

Es necesario que las leyes sean más y las penas más estrictas para el maltratador, el violador o el feminicida, y que los jueces no sean corruptos y otorguen libertades inmerecidas a criminales despreciables.

Es necesario rescatar a muchas mujeres y niñas, que están encerradas en un prostíbulo sometidas a maltratos inimaginables y castigar severamente a esos proxenetas que olvidaron que una dama les dio el don de la vida, que olvidaron su propia humanidad para convertirse en seres despreciables, en escorias de la sociedad.

Es necesario llegar a esas lejanas tribus, donde una niña es sujetada por varias personas, mientras alguien más le extirpa de manera brutal el clítoris para preservar su virginidad, y posteriormente conseguir que la víctima no sienta ningún tipo de placer sexual, lo que la obligará a ser fiel a su marido, según la creencia machista.

Es necesario llegar a esas religiones que escudándose en una enseñanza maltratan a las mujeres sin ningún tipo de piedad.

Todas las personas pueden contribuir a cambiar esta situación. Hombres: Recuerden con más frecuencia que una dama les dio la vida, y otra los ayudará a preservar su linaje, no las golpeen, no las maltraten, no las humillen, no acudan a prostíbulos a buscar placer de una mujer o peor aún, una niña, piensen que están cometiendo un acto de violación, piensen que no les gustaría que esa prostituta pudo ser su madre, su hermana, su hija, víctima de gente sin escrúpulos. Solamente sensibilícense y piensen que las mujeres también sienten.

Mujeres: No permitan que nadie las maltrate ni las sobaje, si son víctimas de algún delito, denuncien, aléjense del maltrato, busquen la salida; si su situación no es esta, ayuden a sus congéneres, si conocen algún caso denúncienlo y, principalmente empiecen educando a sus niños de otra manera, enseñando la igualdad y el amor, para que esta situación de violencia y crueldad sea erradicada de nuestra sociedad, una sociedad que merece vivir en paz.

Dios creó a la mujer de la costilla de Adán, para ser su compañera, exactamente igual a él la creó, con los mismos derechos y obligaciones.

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