Antonio Quiroz. Mirando al cielo nocturno, aquellos homínidos ancestrales, idearon dioses y mitos para calmar sus ansias de explicaciones; sobre aquellos destellos que parecían infinitos cada sociedad humana tejió historias que se convertirían en leyendas dignas de plasmarse en las antologías más insólitas. Mas de narraciones de sangre y pasiones no se nutre el conocimiento, muy al contrario, son los mitos, impuestos como verdades, los que obstruyen las revoluciones ideológicas y científicas; la Santa Inquisición, por ejemplo, defendió, a base de torturas y ejecuciones, los intereses de una Iglesia corrupta, que abogaba por la ignorancia y retraso…

La egocéntrica natural del humano, que lo hace sentirse superior a los demás seres vivos, se plasmó en las ideas de Ptolomeo, quien situó al planeta Tierra en el centro del Universo, esto en el siglo I de nuestra era. Fue hasta 1514 que, temeroso de las represalias de la Iglesia, Nicolás Copérnico propuso de forma anónima el modelo heliocéntrico, en el que la Tierra era una esfera más girando alrededor del Sol. Hoy sabemos- redacta Stephen W. Hawking en “La Teoría del Todo. El Origen y el Destino del Universo”- que nuestra galaxia es sólo una entre las aproximadamente 100.000 millones de ellas que pueden verse utilizando telescopios modernos, y cada galaxia contiene unas 100.000 millones de estrellas. Vivimos en una galaxia que tiene unos 100.000 años luz de diámetro y está rotando lentamente; las estrellas de sus brazos de sus brazos espirales giran alrededor de su centro aproximadamente una vez cada 100 millones de años. Nuestro Sol es tan sólo una estrella ordinaria, amarilla y de tamaño medio, próxima al borde exterior de uno de los brazos espirales. Ciertamente- concluye el físico inglés- hemos recorrido un largo camino desde Aristóteles y Ptolomeo, cuando se creía que la Tierra era el centro del universo.”

La mente humana es propensa a ceder a las tentaciones de la fantasía, es seducida por los cálidos brazos de la emoción que la aleja de la verdad. Es excitante especular, por ejemplo, sobre los hoyos negros, pensar en los llamados universos paralelos, creer que cada decisión o acción, por insignificante que parezca, tiene un efecto a largo plazo en nuestra realidad; los hoyos negros, cuenta la ciencia ficción, son la entrada a esas realidades alternas… Lamentablemente para el planeo de la imaginación el físico Stephen Hawking continua: “La denominación <> tiene un origen muy reciente. Fue acuñada en 1969 por el científico norteamericano John Wheeler… En aquella época existían dos teorías sobre la luz. Una decía que la luz estaba compuesta de partículas; la otra, que estaba hecha de ondas. Ahora sabemos que en realidad ambas teorías son correctas. Por la dualidad onda/partícula de la mecánica cuántica, la luz puede considerarse tanto en términos de ondas como de partículas. La teoría según la cual la luz estaba hecha de ondas no dejaba claro cómo respondería a la gravedad. Pero si la luz estuviera compuesta de partículas, cabría esperar que estas fueran afectadas por la gravedad de la misma forma que los son las balas de cañón, los cohetes y los planeta.

Basándose en esta hipótesis, un profesor Cambridge, John Michell, escribió un artículo en 1783 en las Philosophical Transactions of the Royal Society of London. En dicho artículo señalaba que una estrella que fuera suficientemente masiva y compacta tendría un campo gravitatorio tan intenso que la luz no podría escapar. Cualquier luz emitida desde la superficie de la estrella sería frenada por la atracción gravitatoria de la estrella antes de que pudiera llegar muy lejos. Michell sugería que podría haber muchas estrellas así. Aunque no pudiéramos verlas porque su luz no nos llegaría, seguiríamos sintiendo su atracción gravitatoria. Tales objetos son los que ahora llamamos agujeros negros, porque es eso lo que son: vacíos negros en el espacio”… Estrellas, masivas y compactas, cuyo campo gravitacional es tan intenso que no deja escapar ni siquiera los fotones (las partículas de la luz) son la explicación para los emblemáticos hoyos negros; son, igualmente, la tumba de aquellas interesante tesis que planteaba universos paralelos.

Sólo son peligrosas las ideas que saltan sin restricciones en la mente del homo sapiens cuando se les da el carácter de verdad. Dicen algunos que nuestras creencias son las trincheras desde donde peleamos contra el resto del mundo; no soportamos que alguien se acerque a nuestra zanja con actitudes ofensivas, pues, en ese caso habrá que responder con granadas… 

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