Nuevos electores, nuevos ciudadanos
Con frecuencia los cambios más profundos y trascendentales son el acumulado gradual de pequeñas y múltiples transformaciones de las que por su discreta visibilidad no advertimos su potencial hasta que la sorpresa nos toma por asalto. Lo anticipa la sensación de que algo hay distinto y, en no pocos casos, la incapacidad para entender lo que sucede. Simplemente para la mayoría expectante, las cosas empiezan a ser diferentes y poco comprensibles.

Estamos viviendo esa circunstancia; que el cambio que se avecina es incierto pero profundo, también la resistencia o la negación de lo que viene. El aspecto más problemático para la institucionalidad democrática es lo precario del consenso y para el caso actual, la descalificación del acuerdo, justamente el espacio natural de la política moderna. El desencuentro en la política no ocurre por la disparidad de intereses, perspectivas o ideologías, sino porque el acuerdo, en sí mismo, se ha trasladado al terreno de lo políticamente incorrecto o indeseable. De hecho la polarización tiende a prevalecer porque ser antagónico ofrece un buen piso de adhesiones sin mediar escrutinio, simplemente persistir con intransigencia en el repudio a todo y todos.

Lo que subyace en el cambio es una nueva ciudadanía. Esto se asocia a la revolución tecnológica y a la manera como la comunicación digital tiende a imponerse y prevalecer sobre las formas tradicionales o convencionales de comunicación. Ya no hay que esperar el diario o el noticiero para saber qué ocurre, esto se puede conocer en tiempo real, en formatos visuales prácticos y a través del dispositivo móvil. Además, se abren posibilidades de interactividad a través de las redes sociales y de los espacios que los mismos medios facilitan, con lo que el mensaje es interpretado de manera más abierta y compleja.

Los medios con mayor cobertura no difunden noticias, las crean. Los medios tradicionales, especialmente los escritos, se han visto obligados a incursionar activamente en el mundo digital. Algunos, como Multimedios y El Universal, lo hacen bien, pero los resultados de mayor impacto vienen de proyectos digitales respaldados con empresas que se han configurado para ese género de comunicación, creativas, interactivas, con poco personal y de reflejos noticiosos muy rápidos, como ejemplos paradigmáticos de ello están los casos de SDPnoticias en México y en Estados Unidos, el blog POLITICO.

Como tal, los comicios en puerta son una forma de laboratorio complejo. Así es porque cada una de las elecciones, 12 de gobernador y una exclusivamente de ayuntamientos y diputados, presenta particularidades. Un aspecto a conocer es si los candidatos independientes podrán mantener o acrecentar su posición de inicio. Las prerrogativas favorecen más a los grandes partidos que a los pequeños y a los candidatos independientes. Es previsible que en el transcurrir de las campañas adquieran relieve los candidatos competitivos —con o sin partido— y signifique una merma o baja para quienes no estén personalmente o profesionalmente equipados para competir.

Los medios tradicionales tienen su parte, pero crece cada vez más la importancia que tiene la cobertura noticiosa y especialmente la comunicación digital, espacio en el que participan asiduamente más de la mitad de los electores y de manera muy intensa los votantes menores a 35 años.

El desafío no es menor, porque la comunicación digital tiene sus propias reglas y principios, casi siempre diferentes y en ocasiones opuestos a lo que existe en la comunicación convencional. El humor, la interactividad, el lenguaje gráfico, la creatividad y la pauta direccionada deben procesarse en tiempo real en muchos frentes y arenas de las redes sociales y del espacio digital. Un promocional de televisión ya no tiene el impacto que hasta hace muy poco tiempo tenía; un meme o un video bien diseñado puede volverse viral en materia de minutos y tener un efecto arrollador.

Como fenómeno de los tiempos actuales, podemos tomar el video suscrito por Anonimous, en el que se difunde la supuesta fortuna oculta del candidato de la alianza PAN/PRD en Veracruz, Miguel Ángel Yunes. Una acción llamada BTL (Below the line, debajo de la línea) se tornó ATL (Above the line, por arriba de la línea) al ser tomada por los medios y adquirir amplia difusión. Posteriormente un diario de publicación nacional presentó encuesta de la contienda en Veracruz en la que muestra un empate entre los dos candidatos de apellido Yunes —Miguel Ángel y Héctor— y un porcentaje importante del candidato de Morena, Cuitláhuac García, a 10 puntos de ganar ventaja.

Veracruz revela lo dinámico que son las contiendas y la importancia que tiene el debate y la comunicación. López Obrador ha sido factor del crecimiento del candidato de Morena y del deterioro del candidato del PAN y PRD. Su embestida ha sido frontal y es inevitable que tenga un efecto importante entre los simpatizantes perredistas que al inicio estaban con el candidato Miguel Ángel Yunes. A esto se ha acompañado una campaña digital que difunde con veracidad y convicción las debilidades del candidato de la alianza. La ventaja inicial ha desaparecido y podría pasar al tercer sitio de las preferencias.

El deterioro en la intención de voto beneficia al candidato del PRI, pero ha metido a la contienda al candidato de Morena, como aquí en algún momento dijimos que podría ocurrir. De hecho una lectura cuidadosa de la encuesta referida tiene una no respuesta de 32 por ciento; muchos encuestadores hacen creer que la no respuesta es neutral o abstencionista, estudios de Gabinete de Comunicación Estratégica revelan que casi siempre es mayoritariamente opositora o de votantes que migran de preferencia histórica y no quieren compartirlo, como ocurrió en Sinaloa en 2010 y en Nuevo León en 2015. De esta forma hay espacio para asumir que el candidato de Morena y posiblemente el candidato independiente Juan Bueno Torio tengan una intención de voto mayor a lo que refleja el estudio.

La contienda está a plenitud. Más cuando se han incorporado las campañas de ayuntamientos, lo que da mayor intensidad a la competencia electoral. Como ya se ha señalado, es previsible que haya cambios durante la contienda. Desde ahora queda claro que el cambio es profundo: elecciones muy competidas con tres o cuatro candidatos, dinámicas en cuanto a las preferencias y que hacen del espacio digital un terreno adicional y cada vez más relevante para la comunicación. El desenlace de la elección de junio será revelador de la profundidad, velocidad y trascendencia de la transformación en curso.
 
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Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.

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