Jorge Diaz. A propósito de la euforia de consumo que algunos llevarán a cabo a lo largo y ancho del país en los próximos días, derivado del “Buen Fin” que instituyó la administración del presidente Calderón, imagino que será con esas palabras que el todavía mandatario habrá de terminar su sexenio.
Aunque el sentir de un sector de la población opine lo contrario, ya que entrega un país que retrocedió en muchos aspectos y que se encuentra bajo la amenaza económica y de inseguridad más grandes que haya podido enfrentar en la historia reciente, él terminará con su característica sonrisa de chinga quedito.
Amén de su fracaso en la lucha que él se inventó contra el crimen organizado, y los pendientes (no todos imputables a su gestión) que deja en un país divido y sumido en la informalidad y el desempleo, supongo que en estos últimos días a cargo del ejecutivo, estará pensando sólo en lo poco bueno que pudo hacer o le permitieron.
No obstante todo lo que se diga a sí mismo, para aminorar la amargura de saberse odiado por muchos y fracasado en muchos aspectos de su gobierno, será la propia dinámica de sucesión la que le enseñe cuál será su destino como expresidente a partir del 2 de Diciembre.
Los miembros cercanos a su gobierno deben haber preparado desde hace mucho su estrategia para continuar en algún puesto dentro del gobierno entrante, sus partidos o cualquier lugar que les permita vivir del erario sin entregar cuentas, por lo que todo aquello que Calderón diga o haga, importa poco o nada.
En síntesis, lo de hoy para Felipe Calderón, es el augurio de lo que será su futuro: la soledad e indiferencia. Pero eso sí, tranquilo, sin que nadie lo moleste para responder todas las preguntas que quedarán sin respuesta, y sin pagar (si existiere responsabilidad directa de su parte) por los errores que costaron la vida a miles durante su sexenio.
“Después de todo no me fue tan mal” pensará y sí, en este país (gobierno) no se corre a los empleados por incompetencia, sino que se les premia. Por ello, hasta Calderón tendrá su buen fin.
email: jorgediaz@live.co.uk
Twitter: @adejorge
Facebook: http://www.facebook.com/JorgeDiazElizondo
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Aunque el sentir de un sector de la población opine lo contrario, ya que entrega un país que retrocedió en muchos aspectos y que se encuentra bajo la amenaza económica y de inseguridad más grandes que haya podido enfrentar en la historia reciente, él terminará con su característica sonrisa de chinga quedito.
Amén de su fracaso en la lucha que él se inventó contra el crimen organizado, y los pendientes (no todos imputables a su gestión) que deja en un país divido y sumido en la informalidad y el desempleo, supongo que en estos últimos días a cargo del ejecutivo, estará pensando sólo en lo poco bueno que pudo hacer o le permitieron.
No obstante todo lo que se diga a sí mismo, para aminorar la amargura de saberse odiado por muchos y fracasado en muchos aspectos de su gobierno, será la propia dinámica de sucesión la que le enseñe cuál será su destino como expresidente a partir del 2 de Diciembre.
Los miembros cercanos a su gobierno deben haber preparado desde hace mucho su estrategia para continuar en algún puesto dentro del gobierno entrante, sus partidos o cualquier lugar que les permita vivir del erario sin entregar cuentas, por lo que todo aquello que Calderón diga o haga, importa poco o nada.
En síntesis, lo de hoy para Felipe Calderón, es el augurio de lo que será su futuro: la soledad e indiferencia. Pero eso sí, tranquilo, sin que nadie lo moleste para responder todas las preguntas que quedarán sin respuesta, y sin pagar (si existiere responsabilidad directa de su parte) por los errores que costaron la vida a miles durante su sexenio.
“Después de todo no me fue tan mal” pensará y sí, en este país (gobierno) no se corre a los empleados por incompetencia, sino que se les premia. Por ello, hasta Calderón tendrá su buen fin.
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