Jorge Diaz. Hoy se llevan a cabo las elecciones en Estados Unidos; según sondeos, Obama tiene muchas posibilidades de ganar; de hecho, es práctica común en las últimas décadas, que los electores norteamericanos refrenden la confianza a sus gobernantes por un segundo período. Se antoja difícil, por la complejidad de los tiempos, que un presidente termine proyectos y ofrezca resultados concretos en un período de cuatro años, por lo que parece estar en la lógica de aquella nación, darle la oportunidad a sus gobernantes, de demostrar lo que han prometido.

No obstante la supuesta ventaja del primer presidente de color en la nación norteña, no quieren confiarse, y en las últimas semanas su equipo de campaña, le ha acercado la zanahoria al electorado de origen latino. Hablan, como hace cuatro años, de regularizar su situación (a los que se encuentran de manera ilegal), de mayores oportunidades, de la promesa que disminuirá la discriminación, de respeto y creación de sus derechos e incluyen; en algunos casos, la idea de un acuerdo fronterizo con México.

Lamentable, pero para eso es para lo único que sirven los latinos en épocas electorales norteamericanas, para amarrar un triunfo y después, para seguir como sirvientes en el imperio debilitado (pero aun imperio).

Luego que pase esta temporada electoral, las cosas (la historia lo confirma) continuarán igual para los esperanzados latinoamericanos, que se vieron forzados a emigrar de sus países, por las condiciones de miseria que éstos les ofrecen, con lo que se convierten en aliados de la potencia mundial, al enviarles trabajadores baratos y sin ningún tipo de derechos.

México, el principal cómplice de Estados Unidos, no sólo se encarga de enviar cientos de miles de personas para el servicio del imperio, más aun, se ha convertido en una válvula que regula el flujo de migrantes de acuerdo a la demanda de aquel país en función de sus necesidades. Sin embargo; es vergonzante la sumisión mexicana al vecino país, cuando de lucha por los derechos de sus propios migrantes se refiere.

Lo dicho, hoy serán las elecciones en Estados Unidos y la zanahoria se ha acercado a nuestros hermanos latinos para asegurar el triunfo de un Obama, que resultó ser un político más de mente corta y lengua larga. ¿De qué servirá a los latinoamericanos que gane Obama o Romney? Absolutamente de nada y si no, al tiempo.

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