Alejandro Toral. El Pacto por México ha sido uno de los triunfos que le ha dado el PAN y el PRD al PRI en bandeja de oro pues ha sido la carta fuerte de Peña Nieto ante la gente que dudaba de él a nivel nacional e internacional. Este mecanismo de diálogo entró en fase de declive cuando el PRI, durante las elecciones locales, realizó las prácticas antidemocráticas de siempre, hechos que cuestionaron los partidos de oposición, pero que finalmente determinaron no abandonarlo para sacar adelante las reformas; lo que no saben que al conservar el Pacto por México ellos cavan la tumba de la oposición y fortalecen el autoritarismo del PRI.

Gracias al Pacto por México, para el día de hoy llevamos dos Reformas realizadas, de manera general: Educativa y Telecom, las cuales han salido con propuestas de los 3 firmantes, no obstante, el crédito se lo lleva Peña Nieto. La gente que aún tiene la imagen del presidencialismo no comprende el proceso legislativo que lleva la ley consigo, por lo tanto para ellos, las Reformas mencionadas son un triunfo del Presidente sobre de Elba Esther, consolidado con su encarcelamiento, y a favor de la democratización de los medios.

Debido a que el Pacto puede seguir cosechando más triunfos para el PRI, como lo hizo durante estas elecciones y en el sentir general de la población, es que ni Peña Nieto ni el partido quisieran que acabara la mesa. Además, tienen atadas a las dirigencias de los partidos de oposición, las cuales se verían afectadas por procesos electorales internos venideros: en el PAN, Gustavo Madero encuentra la oposición de los calderonistas a su continuidad en el partido y en el Pacto; de la misma manera, en el PRD, Jesús Zambrano, ve una militancia más en contra de un mecanismo que solo lastima más la unidad de la izquierda mexicana.

Estas divergencias existen a pesar de que el PAN y el PRD exigen el castigo a los responsables de homicidios, desaparecidos, compra de votos y violencia durante los procesos electorales; y es que los militantes saben perfectamente que la justicia en los tiempos del PRI es selectiva, solo castiga a quienes ya no le sirven o han cometido injurias contra ellos: caso Andrés Granier que regaló Tabasco al PRD y caso Elba Esther la mayor favorecida en tiempo de Felipe Calderón.

La prueba fehaciente sobre la justicia electoral priísta la encontramos en el IFE, donde aseguran que Peña Nieto no rebasó topes de campaña; por supuesto les faltó contabilizar la campaña Televisa-PRI y los “Peña Fest” distribuidos en casi todo el país, aunado a la publicidad excesiva en las calles. La triangulación Monex-Soriana continúa impune por presiones del PRI sobre el IFE y las despensas, así como el “turismo electoral” fueron “casualidades” o detalles que las autoridades electorales no sancionarán. Si esto pasó en la elección presidencial que aún Peña Nieto no tenía el poder ¿Creen que se va a castigar los casos de Quintana Roo, Veracruz, Hidalgo, etc?

No se castigarán las violaciones electorales del PRI, y aun así el PAN con el PRD seguirán en el Pacto por México favoreciendo a Peña Nieto en las encuestas. El PAN y el PRD cavarán su propia tumba electoral pues la gente verá las Reformas aprobadas como producto de la administración de Peña Nieto. El PAN y el PRD se ven y verán como los que solaparán violaciones electorales en los comicios del 2014, 2015 y 2018; pues el PRI jamás cambiará, y parece que eso lo ignoran, muy a pesar de la retórica que manejan. 

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