Peña Nieto, un informe sin novedades.
Peña Nieto, un informe sin novedades.
Juan Noé FernándezTorreón, MÉXICO
Escrito por Juan Noé Fernández




El primer informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (a nueve meses de haber asumido el cargo), no trajo consigo nada nuevo, excepto el cambio en su formato y el lugar donde se hizo público: la residencia oficial de Los Pinos.

Todo lo demás, fue lo mismo, un panorama duro, difícil, poco halagüeño no para las élites políticas y económicas, sino para las grandes mayorías olvidadas.

Afuera de Los Pinos, afuera de la estructura del poder, y fuera del vodevil político y la espectacularización mediática de la demagogia y la manipulación oficiales, el país sigue dando tumbos.

“Mover a México”, una de las frases del peñanietismo, es falsa. El país lleva 30 años, reales, verídicos, comprobables, sin crecer en su economía. Apenas un supuesto avance anual del Producto Interno Bruto del 1.8 por ciento, que es igual al crecimiento de la tasa poblacional en las mismas tres décadas.

El gasto público está contraído y así la economía permanece atorada. En los primeros siete meses del gobierno federal, el gasto programable de la administración vino abajo por un 4.6 por ciento (en términos reales), cuando en contraparte, lo recaudado por Hacienda superó en 15.2 por ciento su último reporte de diciembre de 2012.

Los desequilibrios continúan, no hay consenso en las decisiones, todo es vertical, engañoso, televisivo. Lo que funciona es la macroeconomía, a los que les va más que bien es a los empresarios, a los privilegiados de siempre, a las transnacionales, a los consorcios en diversos rubros que por supuesto aplauden a Peña Nieto por lo que ha hecho: mantener el statuo quo que los sostiene en la cima del empoderamiento. Ahora, también, con golpes espectaculares y selectivos en la detención de personajes del oscuro mundo de la sociedad, pero aderezados con la liberación de otros gansters vinculados al sistema.

El crecimiento económico es falso, un mito. En la calle, en los hogares, en las fábricas, en las universidades públicas, en los tribunales obreros, en la frustración de millones de jóvenes desamparados por el sistema político y económico que los atosiga y los desprecia, en la creciente descomposición social, en los bolsillos de la gente, en la penuria económica de la inmensa mayoría, en el hambre que de verdad padecen más de 50 millones de mexicanos, en el atasco de diversos sectores productivos, en la sufrible salud de millones de personas que padecen de un sistema de seguridad social caduco y sin remedio en el mediano y largo plazo, en el deterioro inmisericorde del salario (repuntó en el segundo trimestre 5.8 por ciento) que causa más pobreza, en que 52 de cada cien mexicanos no alcanzan ni siquiera la canasta básica para su alimentación, en un país donde el ingreso per cápita es de mil 292 pesos mensuales, y con 25 estados de la república con más pobreza laboral, en donde la sociedad es irremediablemente de castas, ¿qué podría decir Enrique Peña Nieto?

¿Qué puede decir de los incrementos a los precios de la gasolina cada primer sábado de mes? ¿Qué puede decir del nuevo aumento en el kilogramo de gas doméstico? ¿Qué puede decir de las multimillonarias utilidades de los bancos y de los millones de mexicanos en buró de crédito por la voracidad del sector financiero? ¿Qué puede decir de los asesinatos violentos? ¿Qué puede decir de los grupos criminales que combaten y combaten y cada vez son más y más? 
El México olvidado...
El México olvidado...
¿Qué puede decir sobre las cifras que indican que cada vez más niños y jóvenes consumen diferentes drogas a más temprana edad? ¿Qué puede decir de los millones de mexicanos que tienen y deben sobrevivir gracias a la economía informal porque no hay de otra?

¿Qué podrá decir Peña Nieto sobre las llevadas y traídas reformas en los sexenios anteriores y que no han representado absolutamente nada?

El informe real está en la calle. Ahí están los maestros, por un lado, haciendo su lucha; en los hogares, la impotencia, el coraje de las restricciones económicas, de no encontrar empleo o si lo tienen es pésimamente pagado; en los jóvenes, el desencanto, la frustración y hasta la desesperación de verse relegados, despreciados… Mal, mal inicio de mal gobierno para un pueblo que sigue siendo bueno y noble, pero que en su actitud lleva el pecado y paga las consecuencias.

Un primer informe cercado por las fuerzas policíacas que cuidan a las élites que mandan. Un informe numérico que no toma en cuenta la numeralia de la realidad.

Quizá haría falta, antes que nada, una profunda reforma social que sea capaz de sacudir conciencias y, paulatinamente, convertir a México en un país justo. Por ahora, Peña Nieto y los partidos políticos, han fracasado estrepitosamente en los nueve meses iniciales de su sexenio. Si lo dudan, salgan a las calles en cualquier ciudad o recorran sus envilecidas áreas rurales. 

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