Los mexicanos no tenemos remedio, siempre habremos de sacar el cobre en cosas con las que supuestamente estamos muy interesados e involucrados, pero el retrato que hace de nosotros nuestra participación, es muy triste.
La polémica sobre la actriz, Kate del Castillo, ahora se decanta hacia el debate de si debe o no ser castigada por su presunta relación con Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Los de un bando, que con el interés de impulsar sus agendas políticas y con la intención de hacer quedar mal al gobierno, más los fanáticos y los que genuinamente simpatizan con la intrépida actriz, gritan con todas sus fuerzas que la señora es una heroína y que distinto a lo que otros piensan, deberíamos levantarle una estatua y establecer un día feriado para festejar su hazaña y que resuene todo el día el corrido que escribieron en su honor, ‘La gallina de los huevos’, creo que así se llama.
Del otro lado, muchos piden que la linchen, sin más. Si Twitter y Facebook lo publicaron, es verdad, entonces ¡a la hoguera!
Y esas dos fanáticas posturas son las que nos retratan, porque nadie se ha tomado la molestia de considerar a la justicia en todo este embrollo.
¿Cuándo demonios nos haremos a un lado para abrirle paso a los procesos legales? ¿por qué no nos interesa respetar la ley? ¿por qué creemos que nuestra opinión vale más que las leyes que supuestamente rigen nuestra convivencia?
¿Por qué a los mexicanos nos encanta clamar por nuestros derechos, pedir justicia en instancias nacionales e internacionales, hacernos las víctimas si nos pisan un callo, lloriquear por todo y en el momento en el que tenemos la oportunidad de privilegiar a nuestra justicia, a nuestras leyes, la pateamos hacia un lado, para que nadie la vea, para que nadie la considere, para que todos la ignoren?
¿Qué no se supone que todos estamos soñando el día en el que en México se viva un auténtico estado de derecho? Este sería un momento precioso para hacernos a un lado, dejar de ladrar y permitir que la justicia tome sus cauces.
Y quien tenga responsabilidad que pague y quien no, pues no. Y punto.
Pero no, aquí la cosa es que se haga lo que conviene a nuestros intereses, prejuicios, atavismos o nuestro muy elevado morbo. La justicia es lo de menos, la verdad… ¿la verdad? ¿alguien ha dicho la verdad?
email: jorgediaz@live.co.uk
Twitter: @adejorge
Facebook: http://goo.gl/Q4w6D2
Google+: http://gplus.to/JorgeDiazElizondo
Blog: http://www.lasanadistancia.com/
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Los de un bando, que con el interés de impulsar sus agendas políticas y con la intención de hacer quedar mal al gobierno, más los fanáticos y los que genuinamente simpatizan con la intrépida actriz, gritan con todas sus fuerzas que la señora es una heroína y que distinto a lo que otros piensan, deberíamos levantarle una estatua y establecer un día feriado para festejar su hazaña y que resuene todo el día el corrido que escribieron en su honor, ‘La gallina de los huevos’, creo que así se llama.
Del otro lado, muchos piden que la linchen, sin más. Si Twitter y Facebook lo publicaron, es verdad, entonces ¡a la hoguera!
Y esas dos fanáticas posturas son las que nos retratan, porque nadie se ha tomado la molestia de considerar a la justicia en todo este embrollo.
¿Cuándo demonios nos haremos a un lado para abrirle paso a los procesos legales? ¿por qué no nos interesa respetar la ley? ¿por qué creemos que nuestra opinión vale más que las leyes que supuestamente rigen nuestra convivencia?
¿Por qué a los mexicanos nos encanta clamar por nuestros derechos, pedir justicia en instancias nacionales e internacionales, hacernos las víctimas si nos pisan un callo, lloriquear por todo y en el momento en el que tenemos la oportunidad de privilegiar a nuestra justicia, a nuestras leyes, la pateamos hacia un lado, para que nadie la vea, para que nadie la considere, para que todos la ignoren?
¿Qué no se supone que todos estamos soñando el día en el que en México se viva un auténtico estado de derecho? Este sería un momento precioso para hacernos a un lado, dejar de ladrar y permitir que la justicia tome sus cauces.
Y quien tenga responsabilidad que pague y quien no, pues no. Y punto.
Pero no, aquí la cosa es que se haga lo que conviene a nuestros intereses, prejuicios, atavismos o nuestro muy elevado morbo. La justicia es lo de menos, la verdad… ¿la verdad? ¿alguien ha dicho la verdad?
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