Y Ricardo Anaya a no dejarse y aferrarse a los recursos, difusión gratis y toda clase de ventajas que ofrece la presidencia del partido.
Pero lo chistoso es que los panistas están como en una casa de espejos, porque los que no quieren a su actual presidente, quieren ser ellos los que manden en ese partido o por lo menos, alguien de los suyos ¿para qué? para hacer lo mismo que ¡Ricardo Anaya!
Es que están viendo de cerca la posibilidad de regresar al poder de la nación sin más méritos que ser oposición en este sexenio. Porque debido a la debilidad del gobierno actual y la porquería de oferta añeja y hueca de López Obrador, pues para mucha gente (quizá la mayoría, en caso de no haber una mejor opción) el PAN será el ganador en la contienda de 2018.
Pero como lo apunté en ocasiones anteriores: más les vale ponerse de acuerdo y negociar, porque del plato a la boca, se cae la sopa.
Y, por otro lado, el nuncio Franco Coppola, recién llegado a nuestro país, declaró que lo mejor para apaciguar la polémica en torno a los matrimonios igualitarios, sería bueno encontrar una ‘vía mexicana’ para la solución.
¿A qué se referirá el nuncio? Porque en las instancias en dónde él se moverá en México; es decir, la élite de este país, la única vía mexicana conocida es la tranza, el guardar silencio cómplice, la doble moral, la hipocresía, el atavismo, los prejuicios, el esconder la mano, el pagar favores con favores y mandar al carajo a los de acá, o sea, a los de abajo.
¿Neta? ¿Vía mexicana? Pues que su Dios lo pesque confesado señor nuncio y bienvenido a nuestro querido México, a ver qué le parecen nuestras vías. En unos seis meses hablamos.
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