Qué son los "flash crash" y por qué ponen en jaque a los mercados

Fueron apenas cuatro minutos, pasada la medianoche y cuando la mayoría de Europa ya se había ido a la cama: la súbita caída en picada que dejó a la libra esterlina en su punto más bajo en 31 años.

Mientras las bolsas asiáticas comenzaban a operar del otro lado del mundo, la cotización de la moneda británica cayó más de 6% y se puso en una relación de 1,18 con el dólar.

Repuntó luego levemente, pero la tendencia a la baja continuó esta semana: las réplicas del "gran desplome" pusieron a la libra debajo de la marca de 1,1 con el euro por primera vez desde 2010.

Y este lunes, las casas de cambio en los aeropuertos de Reino Unido daban apenas 99 centavos de euro por cada moneda de libra entregada.

Por qué ocurrió no se sabe con exactitud. Pero los expertos sí saben de qué se trata: un , como se llama en la jerga a los movimientos bruscos de cotización que levantan señales de alarma en mercados del mundo entero.

Las preguntas entre expertos se repiten con sentido de urgencia. ¿Fue un error humano? ¿Enloquecieron las computadoras? Y en todo caso, ¿qué efectos tendrá el flash crash sobre la otrora poderosa moneda británica y sobre la economía del continente entero?

Golpe violento


El flash crash (en español, un estrépito o choque súbito) es un fenómeno reciente en el análisis económico y quizá por eso más desconcertante. Se trata de un desplome veloz e inesperado, que puede ser seguido de una recuperación, en el valor de cotización de una moneda.

No importa cuán pequeño: en una dinámica donde una diferencia de centavos representa pérdidas millonarias, es lógico que los humores de analistas y negociadores se pongan contra las cuerdas con estas fluctuaciones inesperadas.
Este lunes, por la libra daban menos de un euro en casas de cambio de Reino Unido.

Inesperadas… e inexplicables. Porque los flash crash con frecuencia son de causa desconocida y origen difíciles de rastrear.

El mayor, y el que dio origen al concepto, ocurrió el 6 de mayo de 2010, cuando el índice Dow Jones estadounidense se precipitó unos 1.000 puntos, o un 9%, para recuperarse 15 minutos después. En el fugaz desplome, se llevó consigo miles de millones de algunas de las empresas más poderosas del mundo.

El episodio no tuvo una causa identificada (se habló de que un único operador de bolsa podría haber tenido la culpa, algo que muchos consideran improbable), pero llevó a que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (SEC) votara nuevas regulaciones que automáticamente detienen las transacciones de títulos cuyo precio cambia más de 10% en un período de cinco minutos.

En abril de 2013, fueron las redes sociales las que precipitaron la caída: un tuit en la cuenta de la agencia AP, que había sido hackeada, difundió la noticia de un supuesto atentado contra la Casa Blanca y el Dow tardó segundos en perder 130 puntos.

Desde entonces, otros flash crashes sacudieron las bolsas, entre ellos el de Singapur en octubre de 2013, cuando algunas acciones perdieron hasta 87% de su valor.

Algoritmo que me has hecho mal


La muy escueta teoría económica sobre los flash crashes sólo deja en claro un principio: pueden dispararse por distintas razones, muchas veces difíciles de establecer.

Eso ocurrió cuando el desplome de la libra, el pasado viernes.

Primero, expertos le "echaron la culpa" al presidente francés François Hollande, porque el mandatario había pedido que Europa se mostrara dura con Reino Unido en sus negociaciones por la salida de la Unión Europea y sus declaraciones acababan de ser publicadas en la prensa.

Luego señalaron a un supuesto operador de bolsa torpe, lo que se conoce como un "fat finger trading", o transacción de dedo gordo. Un error, como colocar un cero de más al hacer una compra o una venta, sin más. Pero la posibilidad quedó descartada, porque las transacciones que resultan de este tipo de fallos suelen ser más tarde anuladas.

También la hora en la que ocurrió el incidente es observada con recelo: los mercados en Europa y Estados Unidos ya habían cerrado y había muy pocas transacciones a escala global, con lo cual cualquier movimiento menor de libras puede haber magnificado su impacto de un modo que no habría ocurrido en las horas más agitadas.

Pero la explicación más popular, aunque no comprobada, es la de los "algoritmos desbocados".

Una serie de programas, conocidos en la jerga como , están diseñados para comprar y vender de manera automática, basándose en información que rastrean y "leen" sin intervención humana. Así, por ejemplo, se puede disparar la venta repentina de libras esterlinas cuando se encuentran con un titular negativo por el Brexit.

Esto de algún modo sostiene la teoría de que los dichos de Hollande jugaron un papel en la crisis , aunque el diario Financial Times señala que el flash crash ocurrió en realidad momentos antes -y no después- de la publicación.

Investigación


Reino Unido adelanta una investigación para conocer las causas del desplome, aunque es probable que nunca llegue al fondo del meollo. Esto es porque el sistema bursátil internacional no tiene una entidad central que concentre las transacciones sino múltiples plataformas en distintos países.

Como sea, el sacudón deja detrás una certeza: que las nuevas dinámicas de los mercados están inexorablemente ligadas a los porque dependen cada vez más fuertemente de programa informáticos de respuesta automática.

"Los algoritmos pueden reaccionar de manera desmedida. Son una buena herramienta, pero no para ser utilizada de manera aislada, sin un humano que los supervise", dijo a la BBC Kathleen Brooks, directora de investigación en la operadora bursátil City Index.

"En estos días algunos algos operan detrás de sitios de noticias e incluso vinculados con lo que está siendo tendencia en redes sociales como Twitter, por lo que una avalancha de titulares negativos sobre el Brexit puede dar señal clara a un algo de que es hora de vender libras".

De allí al flash crash hay sólo un paso: "Una vez que la libra comienza a bajar, otros algoritmos más técnicos pueden hacer lo mismo, lo que agrava la presión la presión aguda, urgente de vender" y aumenta el "efecto dominó".

Un terremoto, muchas réplicas


Más allá de la sensibilidad de los algoritmos, lo cierto es que la libra se ha mostrado volátil desde que los británicos dijeron sí al Brexit, en junio.La caída de 6,1% frente al dólar, el viernes, es todavía menor a la que se vio tras el plebiscito, cuando la divisa perdió un 11%.

Y se espera que la pérdida gradual de valor continúe mientras la economía británica trata de hacer frente a la incertidumbre que el proceso de divorcio de Europa trae aparejado.

¿Y hasta dónde tendrá efecto en las economías del resto de continente?

John Wraith, jefe de estrategia para Reino Unido en la financiera UBS, no se muestra optimista: "Sólo es cuestión de tiempo antes de que otros datos (económicos) aún menos alentadores comiencen a salir a la luz", dice a la BBC.

"El gran problema para la libra en este momento es que se ha separado de los fundamentos de la economía. Es la política la que reina. Aquí es donde las cosas van a poner peligrosas para el futuro", acota Brooks.

"El hecho de que las negociaciones de línea dura del Brexit impulsadas por (la primera ministra) Theresa May se lleven a cabo en privado no hace sino aumentar la incertidumbre en los mercados".

La libra alcanzará la paridad con el euro hacia finales de 2017. Por la misma época, valdrá US$1,20 respecto al dólar, vaticina Wraith.

El canciller británico, Philip Hammond, ya anticipó que habría "baches en el camino" de salida, incluidos altibajos en la moneda que responden a fluctuaciones "normales" mientras individuos, empresas y países sopesan las oportunidades y los costos que traerá el nuevo panorama de una Unión Europea sin las islas británicas.

Pero otros tienen una mirada más drástica sobre el porvenir.

"Otro flash crash es posible", confirmó Brooks. Y puede estar "a la vuelta de la esquina."

Vía: BBC Mundo.

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