Para todos los que esperábamos ver a un Donald Trump derrotado a su llegada al segundo debate presidencial frente a Hillary Clinton, es desesperante ver cómo todavía mueve la pata.
Haciendo a un lado las visiones unilaterales de quienes a toda costa aseguran que el triunfo en dicho enfrentamiento político fue para la Clinton, la verdad es que no fue así. Si Usted gusta y con la mejor de las intenciones, démosle un empate técnico.
Independientemente de su conocimiento sobre los temas, Hillary es incapaz de prender, de emocionar, mientras que Trump, sin salirse de su guion, sigue hablándole al oído a millones de norteamericanos que quieren venganza y ansían un show en el que creen sólo verán por televisión sin reparar en que ellos protagonizarán la tragedia.
Porque este populista demagogo arrastrará a todos a un escenario delicado, si no es que de guerra comercial y militar, de la cual nadie saldrá bien librado, los Estados Unidos incluidos.
Si las grabaciones dadas a conocer el viernes pasado donde se retrató en cuerpo y alma al patán aspirante a la presidencia no mueven las conciencias de hombres y mujeres decentes que todavía pensaban dar su voto al supuesto exitoso millonario, pinta un muy amargo desenlace en la elección.
A menos que, como lo apunté en un texto anterior, la estrategia de Hillary sea la de no terminar de matar al magnate con el propósito de, uno, no provocar un reemplazo en el partido republicano que pudiera unificar a todos los del partido o, dos, que el hecho de ensañarse con Trump lo haga aparecer como víctima entre los norteamericanos y provocar un apoyo masivo de última hora.
Si la apuesta es la de dejar que el video más las otras barbaridades que Donald Trump ha cometido durante la campaña sean las que terminen por hundirlo y dicha estrategia funciona, será toda una proeza; de lo contrario, que Dios nos agarre confesados.
email: jorgediaz@live.co.uk
Twitter: @adejorge
Facebook: http://goo.gl/Q4w6D2
Google+: http://gplus.to/JorgeDiazElizondo
Sitio web: http://goo.gl/KSWHW
Blog: http://www.lasanadistancia.com/
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Independientemente de su conocimiento sobre los temas, Hillary es incapaz de prender, de emocionar, mientras que Trump, sin salirse de su guion, sigue hablándole al oído a millones de norteamericanos que quieren venganza y ansían un show en el que creen sólo verán por televisión sin reparar en que ellos protagonizarán la tragedia.
Porque este populista demagogo arrastrará a todos a un escenario delicado, si no es que de guerra comercial y militar, de la cual nadie saldrá bien librado, los Estados Unidos incluidos.
Si las grabaciones dadas a conocer el viernes pasado donde se retrató en cuerpo y alma al patán aspirante a la presidencia no mueven las conciencias de hombres y mujeres decentes que todavía pensaban dar su voto al supuesto exitoso millonario, pinta un muy amargo desenlace en la elección.
A menos que, como lo apunté en un texto anterior, la estrategia de Hillary sea la de no terminar de matar al magnate con el propósito de, uno, no provocar un reemplazo en el partido republicano que pudiera unificar a todos los del partido o, dos, que el hecho de ensañarse con Trump lo haga aparecer como víctima entre los norteamericanos y provocar un apoyo masivo de última hora.
Si la apuesta es la de dejar que el video más las otras barbaridades que Donald Trump ha cometido durante la campaña sean las que terminen por hundirlo y dicha estrategia funciona, será toda una proeza; de lo contrario, que Dios nos agarre confesados.
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