Llegaron las voces al Congreso, pero también llegaron los señores del dinero y la cosa como que se apaciguó.
Es que así pasa, en lugar de tener representantes de la sociedad en la Cámara de Senadores y Diputados, lo que hay son representantes del poder económico.
Quizá hagan falta muchos, muchísimos más accidentes fatales en las carreteras en donde dichos vehículos aparezcan involucrados, para que nuevamente se alce la voz, y para que, igual que hace dos semanas, las autoridades hagan como que escuchan y son sensibles al reclamo popular y luego, otra vez, volver a meter el asunto a la congeladora. Y así, ad infinitum.
¿Cómo cree Usted que la vida de un mexicano o de muchos, va a importar más que el negocio de unos cuantos? Pues no.
Mientras, sigamos entretenidos con la elección de los Estados Unidos y la inseguridad del país, porque una solución respecto a la tranquilidad y seguridad de los usuarios comunes y corrientes de los caminos que de por sí están amenazados un día sí y otro también por la delincuencia, nunca la vamos a tener.
Es que la calidad del mexicano no es de ciudadanos, es de ganado. Si no me cree, pregúntele a López Obrador, que sólo ve animales a cada paso que da.
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