La nota para mí, es que una mexicana o mexicano pueden hacer proselitismo tranquilamente en el vecino país del norte sin que esto afecte su persona, trabajo o negocios. Bien, muy bien.
Pero ¿qué pasaría si el mismo personaje pretendiera hacer lo mismo en México? Pues, todo lo contrario. Y que no sea en contra del candidato o candidatos de la corrección política en el país, esos que se llaman de izquierda y progresistas, porque la cosa se pone de inquisición.
El desgarrar de medias y la corrida de maquillaje inundaría las redes y portales del periodismo militante.
Porque en México los políticos y demás círculos de poder siguen tratando a los mexicanos como menores de edad y alimentan con cualquier argumento barato, la necesidad de que sean ellos, los políticos, los únicos con posibilidades de participar en la política, sobre todo la electoral.
Llegará el momento en que todo esto se convierta en algo en contra de ellos y las consecuencias a su imagen y la humillación generalizada a la que se verán expuestos, será devastadora para sus aspiraciones.
Por lo pronto, que ningún cantante, artista o personaje de la farándula se atreva a decir cosa alguna durante las elecciones, porque lo pagará con su carrera.
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