Pareciera que se acerca el holocausto. A pesar de que sobrevivimos sin sobresaltos al fin del mundo del 2012, políticamente las cosas no resistieron más y las predicciones de Los Simpson -las más fatales y casi imposibles de verlas como realidad- se están materializando de una forma alarmante.
El pasado 9 de noviembre el mundo se despertó con un tsumani que hundió los mercados bursátiles, arrastró al peso hasta el fondo del abismo y terminó con las ilusiones de un “american way of life” y el tan codiciado “sueño americano” para millones de latinos, asiáticos y hasta africanos.
Donald Trump es el presidente electo de los Estados Unidos. Cuando todo parecía una mala broma desde su postulación como precandidato republicano, ahora se ha convertido en el futuro líder una de las naciones más poderosas del mundo.
¿Cómo logró esto? Todo pareciera indicar que Donald Trump representa en sí mismo una extraña combinación de don mesiánico, con dosis de valentía inigualable; ganas de cambiar al mundo y un súper héroe con poderes para derrotar a todos los enemigos de los “verdaderos estadunidenses”.
Para Julio Bracho Carpizo, académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Trump “es un winner que se pone del lado de los losers, donde se incluyen también a sectores de la población de Estados Unidos que han sido tocados por la política imperialista de libre mercado donde triunfan por supuesto las grandes trasnacionales y donde pierden los campesinos de países subyugados, pero también los obreros estadounidenses que pierden sus chambas por los bajos salarios de los mexicanos o los chinos".
A base de discursos xenófobos, racistas y humillantes, Trump convenció al corazón de la población gringa. No le importó el voto latino, femenino, de minorías. A él le bastaba con convencer a todos esos grupos que tienen miedo de todo; que son paranoicos, que se sienten el centro del universo y creen que su grandeza es única e infinita.
"Representa la parte más radical de una derecha que ya está harta del discurso de la corrección política, los subterfugios y eufemismos propios del discurso institucionalizado en Washington”, dice Felipe López Veneroni, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Y agrega: “representa a este sector de los blancos anglosajones, protestantes norteamericanos que poco a poco han quedado marginados de la propia lógica de su país".
Ahora, en realidad no sabemos cómo piensa cumplir con lo que prometió. No hay elementos para distinguir los límites de sus acciones o las consecuencias de sus decisiones; pero lo que sí es un hecho es que el mundo está sumamente preocupado.
De entrada, la comunidad latina y grupos sociales que están en contra de Trump, ya iniciaron una serie de protestas organizada por la asociación “Se Hace Camino Nueva York”, para mostrar su rechazo a la política migratoria de Trump.
“La movilización ofreció la más clara evidencia hasta ahora de que los neoyorquinos y las comunidades en el país se alzan en resistencia a la agenda antiinmigrantes que Trump ha ofrecido implementar como presidente”, de acuerdo con “Se Hace Camino Nueva York”.
Ángel Manuel Ortega Morales, quien emigró de México a Estados Unidos hace 22 años, indicó que acudió a la marcha para dar voz a aquellos inmigrantes que ahora tienen demasiado miedo como para salir a las calles a protestar, debido a las promesas de campaña de Trump.
“Me preocupan las deportaciones, las familias y los niños que están sufriendo, que tienen miedo de separarse de sus padres. Me dan miedo por todos esos niños que van a sufrir”, explicó.
Ese es el verdadero peligro de la idea de Trump de deportar de entrada a 3 millones de latinos que tienen antecedentes penales.
¿Será también que el modelo económico actual tendrá un verdadero rival con las propuestas de impulsar una economía cerrada, tal como lo ha dicho Trump?
¿El nuevo presidente electo de los Estados Unidos será un nuevo Hitler –como aseguran muchos-, o un visionario que modificará al sistema económico hasta lograr un nuevo paradigma?
¿Será la representación de una especie de Hugo Chávez que para lograr todo lo que ha prometido, desconozca todas las instituciones de su país?
¿O será simplemente un bravucón más que llega al poder para decepcionar a sus seguidores? Al tiempo lo sabremos…
El pasado 9 de noviembre el mundo se despertó con un tsumani que hundió los mercados bursátiles, arrastró al peso hasta el fondo del abismo y terminó con las ilusiones de un “american way of life” y el tan codiciado “sueño americano” para millones de latinos, asiáticos y hasta africanos.
Donald Trump es el presidente electo de los Estados Unidos. Cuando todo parecía una mala broma desde su postulación como precandidato republicano, ahora se ha convertido en el futuro líder una de las naciones más poderosas del mundo.
¿Cómo logró esto? Todo pareciera indicar que Donald Trump representa en sí mismo una extraña combinación de don mesiánico, con dosis de valentía inigualable; ganas de cambiar al mundo y un súper héroe con poderes para derrotar a todos los enemigos de los “verdaderos estadunidenses”.
Para Julio Bracho Carpizo, académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Trump “es un winner que se pone del lado de los losers, donde se incluyen también a sectores de la población de Estados Unidos que han sido tocados por la política imperialista de libre mercado donde triunfan por supuesto las grandes trasnacionales y donde pierden los campesinos de países subyugados, pero también los obreros estadounidenses que pierden sus chambas por los bajos salarios de los mexicanos o los chinos".
A base de discursos xenófobos, racistas y humillantes, Trump convenció al corazón de la población gringa. No le importó el voto latino, femenino, de minorías. A él le bastaba con convencer a todos esos grupos que tienen miedo de todo; que son paranoicos, que se sienten el centro del universo y creen que su grandeza es única e infinita.
"Representa la parte más radical de una derecha que ya está harta del discurso de la corrección política, los subterfugios y eufemismos propios del discurso institucionalizado en Washington”, dice Felipe López Veneroni, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Y agrega: “representa a este sector de los blancos anglosajones, protestantes norteamericanos que poco a poco han quedado marginados de la propia lógica de su país".
Ahora, en realidad no sabemos cómo piensa cumplir con lo que prometió. No hay elementos para distinguir los límites de sus acciones o las consecuencias de sus decisiones; pero lo que sí es un hecho es que el mundo está sumamente preocupado.
De entrada, la comunidad latina y grupos sociales que están en contra de Trump, ya iniciaron una serie de protestas organizada por la asociación “Se Hace Camino Nueva York”, para mostrar su rechazo a la política migratoria de Trump.
“La movilización ofreció la más clara evidencia hasta ahora de que los neoyorquinos y las comunidades en el país se alzan en resistencia a la agenda antiinmigrantes que Trump ha ofrecido implementar como presidente”, de acuerdo con “Se Hace Camino Nueva York”.
Ángel Manuel Ortega Morales, quien emigró de México a Estados Unidos hace 22 años, indicó que acudió a la marcha para dar voz a aquellos inmigrantes que ahora tienen demasiado miedo como para salir a las calles a protestar, debido a las promesas de campaña de Trump.
“Me preocupan las deportaciones, las familias y los niños que están sufriendo, que tienen miedo de separarse de sus padres. Me dan miedo por todos esos niños que van a sufrir”, explicó.
Ese es el verdadero peligro de la idea de Trump de deportar de entrada a 3 millones de latinos que tienen antecedentes penales.
¿Será también que el modelo económico actual tendrá un verdadero rival con las propuestas de impulsar una economía cerrada, tal como lo ha dicho Trump?
¿El nuevo presidente electo de los Estados Unidos será un nuevo Hitler –como aseguran muchos-, o un visionario que modificará al sistema económico hasta lograr un nuevo paradigma?
¿Será la representación de una especie de Hugo Chávez que para lograr todo lo que ha prometido, desconozca todas las instituciones de su país?
¿O será simplemente un bravucón más que llega al poder para decepcionar a sus seguidores? Al tiempo lo sabremos…