Ahora el huracán del doble discurso pasó por encima de Ricardo Anaya, dirigente del PAN a nivel Nacional. El otrora ‘chico maravilla’, quedó como un político más, pues dice una cosa, pero esconde muchas, algunas no muy buenas para quien ha tomado la bandera de lucha contra la corrupción y la transparencia.
Y no es que todo lo que ha salido a la luz sobre la ostentosa vida del panista sea ilegal o inmoral, pero en tiempos en los que el humor social está al rojo vivo, a muchos da coraje conocer los detalles de opulencia de quienes se dicen representantes del pueblo.
En realidad, no quisiera abundar sobre las cosas que se han dado a conocer, más bien quisiera tocar el tema de la ingenuidad del presidente nacional del PAN, que creyó poder hacerse del pastel, el cuchillo y todos los platos para comérselo solito.
Y las cosas no funcionan así por lo que se ve, si sabes que tienes una posición inmejorable (la de presidente) en el partido que muy probablemente regrese al poder en 2018 y una vida que no sería buena idea ventilar, pues síguele así, no te pelees con quienes pueden más que tú.
Pero no. Quizá sólo él o muchas voces a su alrededor le hicieron creer que estaba blindado y que podía despreciar las opiniones dentro del partido y, sobre todo, minimizar la importancia de miembros poderosos que también quieren formar parte del juego.
Uno de esos miembros, nada más y nada menos, es el ex presidente de México, Felipe Calderón, que evidentemente impulsa las aspiraciones de su esposa, Margarita Zavala.
Quién en su sano juicio piensa que es sencillo darle la vuelta a una cosa así. Pues creo que Ricardo lo pensó.
Y en lugar de conciliar, platicar, definir las condiciones, tratar de estar bien con todos los aspirantes, no abusar del recurso del spot (léase: los dineros del partido) para su promoción personal con claras intenciones de ser el candidato a la presidencia, habría quizá tenido la oportunidad de competir o bien, de ser el presidente del partido del próximo presidente o presidenta de la república y eso es mucho que decir. Pero la ambición desmedida es canija.
Y ya no fue así, ahora los de dentro y fuera del PAN le arrancarán la cabeza con singular alegría y se quedará sin Chana ni Juana.
Ingenuidad pura, se suponía que él era un político brillante y la situación exigía una operación política básica para que nada de esto estuviera pasando… y nada, en estas estamos.
email: jorgediaz@live.co.uk
Twitter: @adejorge
Facebook: http://goo.gl/Q4w6D2
Google+: http://gplus.to/JorgeDiazElizondo
Sitio web: http://goo.gl/KSWHW
Blog: http://www.lasanadistancia.com/
Y no es que todo lo que ha salido a la luz sobre la ostentosa vida del panista sea ilegal o inmoral, pero en tiempos en los que el humor social está al rojo vivo, a muchos da coraje conocer los detalles de opulencia de quienes se dicen representantes del pueblo.
En realidad, no quisiera abundar sobre las cosas que se han dado a conocer, más bien quisiera tocar el tema de la ingenuidad del presidente nacional del PAN, que creyó poder hacerse del pastel, el cuchillo y todos los platos para comérselo solito.
Y las cosas no funcionan así por lo que se ve, si sabes que tienes una posición inmejorable (la de presidente) en el partido que muy probablemente regrese al poder en 2018 y una vida que no sería buena idea ventilar, pues síguele así, no te pelees con quienes pueden más que tú.
Pero no. Quizá sólo él o muchas voces a su alrededor le hicieron creer que estaba blindado y que podía despreciar las opiniones dentro del partido y, sobre todo, minimizar la importancia de miembros poderosos que también quieren formar parte del juego.
Uno de esos miembros, nada más y nada menos, es el ex presidente de México, Felipe Calderón, que evidentemente impulsa las aspiraciones de su esposa, Margarita Zavala.
Quién en su sano juicio piensa que es sencillo darle la vuelta a una cosa así. Pues creo que Ricardo lo pensó.
Y en lugar de conciliar, platicar, definir las condiciones, tratar de estar bien con todos los aspirantes, no abusar del recurso del spot (léase: los dineros del partido) para su promoción personal con claras intenciones de ser el candidato a la presidencia, habría quizá tenido la oportunidad de competir o bien, de ser el presidente del partido del próximo presidente o presidenta de la república y eso es mucho que decir. Pero la ambición desmedida es canija.
Y ya no fue así, ahora los de dentro y fuera del PAN le arrancarán la cabeza con singular alegría y se quedará sin Chana ni Juana.
Ingenuidad pura, se suponía que él era un político brillante y la situación exigía una operación política básica para que nada de esto estuviera pasando… y nada, en estas estamos.
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