Las distintas opiniones en cuanto al tema de la recolección de firmas por parte de los aspirantes a una candidatura independiente empiezan a inundar los medios y las redes.
Es difícil, sin embargo, tratar de darle su justa dimensión al tema, puesto que puede ser abordado desde distintos ángulos.
Para los que quieren ser candidatos la cosa se pone muy a la mexicana: le echan la culpa al árbitro; es decir, al INE ¿por qué? porque muchos de ellos dicen que la aplicación no está funcionando y que eso es lo que los tiene atorados. Pero, en un argumento basado en matemáticas, sólido, serio e imparcial, Roy Campos demostró que los aspirantes y sus equipos no están siendo lo suficientemente productivos como para poder asegurar que, con un mejor funcionamiento de la app, las cosas les pintarían mejor. Se trata de que cada uno de los que recaban firmas, lo hacen al ritmo de una diaria más o menos. Así no hay manera y la acusación contra la herramienta proporcionada por el INE, se cae por sí sola. Además, unos pocos lo están haciendo muy bien, lo que debilita más la queja de los otros.
Desde otro ángulo, hay quienes consideran injusto que los partidos pusieran una exigencia en número de firmantes cuatro veces mayor a la que ellos necesitan para ser partido. Esto tiene un punto justo, pero esa fue la ley que salió y en su momento los aspirantes a independientes fue lo que aceptaron, nadie impugnó por ningún lado antes de que se cometiera tal injusticia.
Por otro lado, también está la realidad, esa que muchos quieren negar. Serán los mexicanos, serán los aspirantes (que, seamos honestos, no tienen un perfil de independientes como en otros países, estos son más bien personajes resentidos con sus antiguos partidos) o será el sereno, pero la cosa es que no se nota un entusiasmo generalizado por parte de la población para hacer un esfuerzo extra y tratar de acercarse para ofrecer su ayuda y su firma, por supuesto.
Explicaciones puede haber muchas, pero la verdad es que la idea no prendió. Y hablo en pasado porque se me hace demasiado tarde para que ellos emprendan algún tipo de acción en el que enamoren a las masas y éstas salgan a la calle en grandes números y los conviertan en abanderados independientes.
A fin de cuentas, creo que es mejor que si desde el principio no fueron capaces, por las razones que sean, de juntar siquiera medio millón de firmas, acepten que no lograrían una participación decorosa en una contienda formal.
Twitter: @adejorge
Es difícil, sin embargo, tratar de darle su justa dimensión al tema, puesto que puede ser abordado desde distintos ángulos.
Para los que quieren ser candidatos la cosa se pone muy a la mexicana: le echan la culpa al árbitro; es decir, al INE ¿por qué? porque muchos de ellos dicen que la aplicación no está funcionando y que eso es lo que los tiene atorados. Pero, en un argumento basado en matemáticas, sólido, serio e imparcial, Roy Campos demostró que los aspirantes y sus equipos no están siendo lo suficientemente productivos como para poder asegurar que, con un mejor funcionamiento de la app, las cosas les pintarían mejor. Se trata de que cada uno de los que recaban firmas, lo hacen al ritmo de una diaria más o menos. Así no hay manera y la acusación contra la herramienta proporcionada por el INE, se cae por sí sola. Además, unos pocos lo están haciendo muy bien, lo que debilita más la queja de los otros.
Desde otro ángulo, hay quienes consideran injusto que los partidos pusieran una exigencia en número de firmantes cuatro veces mayor a la que ellos necesitan para ser partido. Esto tiene un punto justo, pero esa fue la ley que salió y en su momento los aspirantes a independientes fue lo que aceptaron, nadie impugnó por ningún lado antes de que se cometiera tal injusticia.
Por otro lado, también está la realidad, esa que muchos quieren negar. Serán los mexicanos, serán los aspirantes (que, seamos honestos, no tienen un perfil de independientes como en otros países, estos son más bien personajes resentidos con sus antiguos partidos) o será el sereno, pero la cosa es que no se nota un entusiasmo generalizado por parte de la población para hacer un esfuerzo extra y tratar de acercarse para ofrecer su ayuda y su firma, por supuesto.
Explicaciones puede haber muchas, pero la verdad es que la idea no prendió. Y hablo en pasado porque se me hace demasiado tarde para que ellos emprendan algún tipo de acción en el que enamoren a las masas y éstas salgan a la calle en grandes números y los conviertan en abanderados independientes.
A fin de cuentas, creo que es mejor que si desde el principio no fueron capaces, por las razones que sean, de juntar siquiera medio millón de firmas, acepten que no lograrían una participación decorosa en una contienda formal.
Twitter: @adejorge