La ocurrencia de López Obrador en estos últimos días, de analizar el posible perdón a narcotraficantes y demás delincuentes que tienen de cabeza la tranquilidad en nuestro país es y será un tema de varios días más, semanas tal vez y sin duda cuestionamiento inevitable en los futuros debates.
En las redes sociales y columnas de diversos diarios digitales e impresos la reacción de sus opuestos y no, fue álgida e implacable. Elevando el termómetro y creando ya una atmósfera por demás electoral, propia de las campañas políticas previas al proceso electoral del próximo año, que más bien, en este momento son precampañas aún.
Una declaración pública desafortunada y precipitada, me parece a mí, para la cual no encuentro explicación, pero si alguna relación con algunos otros comentarios en tono molesto qué ha venido haciendo públicamente desde el día del destape de Meade como precandidato del Revolucionario Institucional.
Aquí la pregunta sería: ¿Cuál es la molestia de López Obrador?
Por lo que alcanzo a dilucidar me parece que Meade es el personaje al que menos quería enfrentarse AMLO en el ya próximo proceso electoral, por una sencilla razón. José Antonio Meade tiene muy pocos puntos de ataque por donde se le pueda golpear y eso a AMLO y sus operadores los está llevando a un replanteamiento en su estrategia de campaña. No es priísta, es un servidor público modesto, recto y con las manos limpias, esto último lo pone al parejo con Andrés Manuel, algo que sin duda le desagrada. El principal punto débil, por donde creo yo, enfocarán los ataques más feroces, es el haber colaborado en los gobiernos de Calderón y Peña por lo que lo mostrarán como una continuidad de lo mismo, etiquetándolo como empleado de ellos, o de la ya tan trillada “mafia del poder”.
Es claro que el proyecto de Meade representa la continuidad del actual modelo de reformas y modernización del país, por algo se le eligió como el posible sucesor de Peña. También muy claro está que el proyecto que encabezará es diametralmente opuesto al de López Obrador quien más bien piensa en dar marcha atrás con las reformas implementadas por el actual gobierno y derribar el modelo neoliberal para adoptar un gobierno más social, de apoyos y subsidios, algo así como los gobiernos priistas de las décadas de los setentas y ochentas.
Pues bien, amable lector y potencial votante ahí tiene usted dos proyectos de gobierno muy distintos para ir estudiándolos y tomar su propia decisión.
Por lo pronto recomendaría a Andrés Manuel serenarse, como el mismo lo hace a sus oponentes, ante este adversario incómodo y concentrarse en sus temas de campaña para evitar exabruptos como el ocurrido en esta semana, pues esto apenas comienza... al tiempo!!
En las redes sociales y columnas de diversos diarios digitales e impresos la reacción de sus opuestos y no, fue álgida e implacable. Elevando el termómetro y creando ya una atmósfera por demás electoral, propia de las campañas políticas previas al proceso electoral del próximo año, que más bien, en este momento son precampañas aún.
Una declaración pública desafortunada y precipitada, me parece a mí, para la cual no encuentro explicación, pero si alguna relación con algunos otros comentarios en tono molesto qué ha venido haciendo públicamente desde el día del destape de Meade como precandidato del Revolucionario Institucional.
Aquí la pregunta sería: ¿Cuál es la molestia de López Obrador?
Por lo que alcanzo a dilucidar me parece que Meade es el personaje al que menos quería enfrentarse AMLO en el ya próximo proceso electoral, por una sencilla razón. José Antonio Meade tiene muy pocos puntos de ataque por donde se le pueda golpear y eso a AMLO y sus operadores los está llevando a un replanteamiento en su estrategia de campaña. No es priísta, es un servidor público modesto, recto y con las manos limpias, esto último lo pone al parejo con Andrés Manuel, algo que sin duda le desagrada. El principal punto débil, por donde creo yo, enfocarán los ataques más feroces, es el haber colaborado en los gobiernos de Calderón y Peña por lo que lo mostrarán como una continuidad de lo mismo, etiquetándolo como empleado de ellos, o de la ya tan trillada “mafia del poder”.
Es claro que el proyecto de Meade representa la continuidad del actual modelo de reformas y modernización del país, por algo se le eligió como el posible sucesor de Peña. También muy claro está que el proyecto que encabezará es diametralmente opuesto al de López Obrador quien más bien piensa en dar marcha atrás con las reformas implementadas por el actual gobierno y derribar el modelo neoliberal para adoptar un gobierno más social, de apoyos y subsidios, algo así como los gobiernos priistas de las décadas de los setentas y ochentas.
Pues bien, amable lector y potencial votante ahí tiene usted dos proyectos de gobierno muy distintos para ir estudiándolos y tomar su propia decisión.
Por lo pronto recomendaría a Andrés Manuel serenarse, como el mismo lo hace a sus oponentes, ante este adversario incómodo y concentrarse en sus temas de campaña para evitar exabruptos como el ocurrido en esta semana, pues esto apenas comienza... al tiempo!!