El sexenio que está por acabar ha sido particularmente un punching bag (Saco de boxeo) para todo aquel al que se le antojó cachetear al presidente y al Gobierno Federal. Partidos opositores, Organizaciones no gubernamentales con intereses más partidistas que los propios partidos, miembros de la farándula que apenas saben leer, gobiernos extranjeros, personajes impresentables y, por supuesto, también por gente respetable.
Y no es que alguno de los anteriores carezca del derecho a expresarse, que lo hagan, lo deseable sería también que sustentaran cada una de sus acusaciones y ataques. Pero si no, pues allá ellos, de eso se trata el respeto a la libre expresión en un régimen democrático.
Pero lo que siempre me ha dejado sorprendido y con la boca abierta, es la poca o nula capacidad del gobierno a defenderse. Ya sea por la falta de compromiso de los que supuestamente tendrían que conformar la primera línea de defensa del presidente o porque la orden ha sido precisamente la de no hacer más escándalo y con ello permitir que la percepción de muchos mexicanos sea distorsionada o de plano equivocada sobre lo bueno y lo malo de la actual administración, la versión de los contrarios ha ganado de todas, todas.
Desde mi punto de vista, legitimo sería que el Gobierno y sus instituciones y quienes están a cargo de ellas, defendieran y contratacaran cuando hubiera que hacerlo para equilibrar las cosas en la opinión pública; pero, sobre todo, en honor a la verdad. Justo también sería que a los que critican les fueran expuestos todos sus ‘defectos’, para que los mexicanos juzgaran de qué boca salen tantísimas cosas. Nadie es impoluto, por ello habría que diferenciar entre los respetables y los interesados que sólo quieren destruir y asaltar el poder.
Hoy, el calendario marca fechas muy especiales: estamos en tiempo electoral. Me pregunto si me quedaré esperando la respuesta (en tanto esta sea justa y medida, bienvenida) del Gobierno para desenmascarar todo aquello que amenaza con hacerse del poder de la república a base de mentiras y medias verdades; y lo que es peor, a base de acuerdos con los criminales.
Creo que ya es momento de poner a cada uno en su lugar y si por ahí existen secretos de aquellos que se presentan como santos y merecen ser difundidos, pues que sea.
O ¿a qué le tienen miedo?
Twitter: @adejorge
Y no es que alguno de los anteriores carezca del derecho a expresarse, que lo hagan, lo deseable sería también que sustentaran cada una de sus acusaciones y ataques. Pero si no, pues allá ellos, de eso se trata el respeto a la libre expresión en un régimen democrático.
Pero lo que siempre me ha dejado sorprendido y con la boca abierta, es la poca o nula capacidad del gobierno a defenderse. Ya sea por la falta de compromiso de los que supuestamente tendrían que conformar la primera línea de defensa del presidente o porque la orden ha sido precisamente la de no hacer más escándalo y con ello permitir que la percepción de muchos mexicanos sea distorsionada o de plano equivocada sobre lo bueno y lo malo de la actual administración, la versión de los contrarios ha ganado de todas, todas.
Desde mi punto de vista, legitimo sería que el Gobierno y sus instituciones y quienes están a cargo de ellas, defendieran y contratacaran cuando hubiera que hacerlo para equilibrar las cosas en la opinión pública; pero, sobre todo, en honor a la verdad. Justo también sería que a los que critican les fueran expuestos todos sus ‘defectos’, para que los mexicanos juzgaran de qué boca salen tantísimas cosas. Nadie es impoluto, por ello habría que diferenciar entre los respetables y los interesados que sólo quieren destruir y asaltar el poder.
Hoy, el calendario marca fechas muy especiales: estamos en tiempo electoral. Me pregunto si me quedaré esperando la respuesta (en tanto esta sea justa y medida, bienvenida) del Gobierno para desenmascarar todo aquello que amenaza con hacerse del poder de la república a base de mentiras y medias verdades; y lo que es peor, a base de acuerdos con los criminales.
Creo que ya es momento de poner a cada uno en su lugar y si por ahí existen secretos de aquellos que se presentan como santos y merecen ser difundidos, pues que sea.
O ¿a qué le tienen miedo?
Twitter: @adejorge