Nada cambia
Enero 2018 generaba expectativas al menos entre los del círculo rojo respecto de presenciar unas campañas (precampañas) novedosas, a ritmo vertiginoso y con subidas y bajadas que hasta vómito provocarían.


Pero empezaron de ‘weba’ y así se la van a llevar, yo creo. Aunque también así provocarán vómito.

López Obrador en tono de los ochentas, sino es que con un discurso más ruco y con propuestas dignas del más atrasado de cualquier secundaria pública o el más intoxicado político de cantina.

Meade está entre el ‘espérenme tantito’ y ‘al rato que se vaya mi mamá les digo’.

Ricardo Anaya está encerrado en la sacristía de alguna iglesia queretana porque seguramente y a última hora el señor cura se dio cuenta que no había terminado sus clases de catecismo y le puso a rezar quién sabe cuántos Ave María para cumplir con su penitencia. Ni sus luces. Creerá que por obra y gracia del espíritu santo se le hará el milagrito.

Los ‘independientes’ con mayores posibilidades están enredados en sus cuentas e imposibilitados a entrarle de lleno a la guerra de lodo.

Si no hay circo, no habrá aplausos. Queremos acción, diría el malacostumbrado electorado mexicano.

Nada cambia y nada cambiará. El próximo sexenio será liderado por un político tradicional y del montón, quien quiera que sea. La partidocracia seguirá reinando y con ella sus privilegios e impunidad.

Sin novedad.

Twitter: @adejorge


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