"Un mundo de oportunidades"
En estos primeros días del año, he reflexionado sobre el futuro de México. Nos deparan meses complicados, sin duda. Las elecciones de julio serán el evento político más importante de 2018, pero también nos quedan otros desafíos: la renegociación del TLCAN y la consolidación de las reformas estructurales de este sexenio.

En este contexto, para repensar el futuro cercano y lejano de México, el libro Un mundo de oportunidades, escrito por Luis Rubio, se vuelve indispensable. Se trata de una obra muy reciente y, por lo tanto, actual que constituye una crítica profunda de largo alcance en lo que se refiere a la necesidad de reformar las instituciones políticas mexicanas.

Rubio es un prolífico escritor, reconocido por sus análisis y opiniones acerca de política y economía internacionales. El autor de Un mundo de oportunidades se muestra como lo que es: un liberal. Su posición política, según lo ha señalado él mismo, no debe encerrarse dogmáticamente con la visión de la izquierda o la derecha, sino más bien encuadrarse dentro del liberalismo de Occidente.

Su texto se ocupa de resaltar la necesidad de transformar a fondo el sistema político actual para lograr una liberalización económica completa. El Estado mexicano, afirma Rubio, debe transformarse para privilegiar la libertad económica en toda la extensión del término. Pero el autor va más allá: no se trata de favorecer a la libertad en detrimento de la igualdad o la justicia social. A la inversa: se debe construir un nuevo país que, al mismo tiempo, sea capaz de conciliar nuestros anhelos de libertad e igualdad.

Es imprescindible, nos pide Rubio, que en nuestra búsqueda de un país más libre no desatendamos la desigualdad económica. En este 2018, sostiene Rubio, podemos hacer de México “un mundo de oportunidades”. Nuestro país puede crecer y posicionarse dentro de la globalidad.

Según Rubio, las reformas que se han implementado en México en los últimos años han sido limitadas. Ninguna pretende lograr la libertad económica total sino, más bien, privilegiar a ciertos grupos. Para Rubio, el sistema monolítico de poder que hemos construido ha entorpecido los cambios profundos y de largo plazo que requerimos.

La obra Un mundo de oportunidades es una continuación de la discusión intelectual iniciada hace ya algunos años en otras obras como Una utopía mexicana y El problema del poder. Para este autor, lo que México necesita urgentemente, desde hace tiempo, es una seria transformación del Estado, una profunda reforma política. Nuestro país tiene que garantizar la existencia de un estado de derecho para todos sus ciudadanos; no solo para los inversionistas. La mayoría de los mexicanos, afirma Rubio, no gozan de fuentes de seguridad y certidumbre. Así, sin instituciones que garanticen y ofrezcan certeza jurídica, es complicado pensar en un desarrollo económico sostenido a largo plazo.

Pero la reforma política no solo es urgente para construir un verdadero estado de derecho sino, además, para modificar la naturaleza disfuncional del sistema de gobierno en México. Es necesario descentralizar el poder. Se debe aceptar que en el gobierno federal ya no se pueden concentrar todas las facultades y responsabilidades.

Para Rubio, hoy en día, el entorno político es complejo, tiende al conflicto. No hay instituciones o mecanismos capaces de canalizarlo y mantener la paz social. La respuesta de los gobiernos a la pérdida de capacidad de gobernar y la consecuente desaparición de la legitimidad del Estado no ha consistido en el reforzamiento y construcción de las capacidades del gobierno, sino en la adopción de parches, componendas o soluciones de corto plazo.

El proyecto actual de gobierno, según Rubio, demuestra las prácticas de un sistema que agudiza los contrastes sociales y origina incertidumbre para el desarrollo del país. Así conviven dos situaciones paralelas: por un lado, un país moderno que ha prosperado con las reformas económicas; pero, por otro, una nación que se resiste a la libertad económica total, pues ésta conllevaría el fin de ciertos privilegios e intereses creados. En el fondo, para Rubio, el gran déficit en México es la reforma del gobierno, por lo que el principal problema no es la violencia, las drogas o la corrupción, sino la falta de Estado.

¿Cómo transformar al Estado de tal suerte que convierta a México en esa nación donde haya un mundo de oportunidades? Rubio sostiene que es difícil que el cambio provenga desde los partidos políticos o el gobierno, pues éstos pertenecen a un viejo sistema que les beneficia y prefieren mantenerse en el statu quo.

Así, concluye, la incapacidad o indisposición del gobierno y los partidos políticos a actuar llevará a que la población lo haga por sí misma: un enorme desafío a la autoridad. Por años, el sistema político mexicano ha logrado evadir un cambio profundo, pero la transformación de la sociedad mexicana exige que el sistema político también evolucione.

Para Rubio, no se puede transformar al país desde la sociedad si la sociedad no muta para hacer posible ese cambio. En la medida en que la sociedad asuma su papel, el gobierno tendrá que responder; ojalá lo haga antes de que la disparidad llegue a convertirse en una conflagración social.

El texto de Luis Rubio debe asumirse como una crítica constructiva para armar la transformación profunda del país. Es cierto que aún existen grupos de poder que se han venido privilegiando de un sistema político disfuncional construido durante décadas, pero también es cierto que las transformaciones han sido notables y que cada vez contamos con más canales para construir un país con un sistema político acorde con nuestra realidad, necesidades y objetivos.

http://twitter.com/liebano
Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.


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