El poder psicoemocional  del futbol y las telenovelas
Desde hace más de 50 años, la televisión ha estado muy presente y latente en millones de hogares mexicanos, provocando persuasivamente diversas emociones como alegría, risas, suspiros, llanto, enojo, euforia, pasión, hasta fanatismo, etc.; especialmente con sus 2 máximas y exitosas fuentes de entretenimiento: El futbol y las telenovelas.


Es innegable que el futbol es el deporte más popular en México y casi todo el mundo, aquí tan sólo con la Selección Nacional, Chivas, América, Cruz Azul y Pumas, atrapando principalmente a los padres y jóvenes varones. Por su parte, las telenovelas cautivan fundamentalmente a las madres, con protagonistas muy atractivos y un tema musical romántico o pegajoso.

Sin embargo, la Liga MX es un torneo tan irregular, fomentador de la mediocridad con la Liguilla y el descenso, los deshonestos pactos de caballeros, las multipropiedades, etc. La Selección o el Tri no ha dado el gran salto y ni se ve para cuándo con tantos cambios de entrenador, jugadores seleccionados por presión de una televisora o patrocinadores, intranscendentes juegos amistosos en Estados Unidos y no pasar de octavos de final en cada cita mundialista.

Desde hace muchos años, las telenovelas mexicanas son refritos de las mismas populares historias, tales como la sirvienta que conquista a su adinerado patrón, el rico que se enamora de la pobre pero el qué dirán los hace sufrir, el pobre que se vuelve millonario, la joven humilde que abandonó a su hijo y como 20 años después se reencuentran, o la joven rica que lo hizo por domingo 7 y evitar las habladurías de su círculo social -y también posterior reencuentro-, los dos ricos empresarios enamorados que no pueden consumar su amor por ambiciosos que quieren su dinero o su empresa, los principales antagonistas obsesionados con los protagonistas, el feo que cautiva a la bella y sensual, o la fea que conmueve al galán, la familia pobre que se codea al final con la familia opulenta y alguna otra historia que se me haya pasado.

Y ante todas esas críticas surge una crucial pregunta: ¿Entonces por qué siguen siendo tan exitosos el futbol mexicano y las telenovelas? Respuesta: El gran poder psicoemocional fríamente calculado de las televisoras sobre las masas. Cuántas personas no sueñan en volverse millonarios por ganarse la lotería o una buena herencia, cuántos hombres no agraciados no desean seducir a una mujer muy deseada, cuántas madres que tuvieron que abandonar a un hijo no anhelan recuperarlo o siquiera saber de él/ella, cuántas mujeres humildes no buscan salir de la pobreza; o también, cuántos fanáticos de la Selección no desean verla alzar la Copa del Mundo o por lo menos llegar al quinto partido, cuántos aficionados a su club no desean verlo golear al archirrival y luego ser campeón de la liga. Y la lista continúa.

Pero estos arraigados y sufridos deseos no son la peor parte. Por estar millones de familias mexicanas dedicando tanto tiempo primeramente a estos 2 productos televisivos, y luego tan pobremente enriquecedor, se ha destejido la unión y armonía en muchos hogares. Todas esas jóvenes mamás que entresemana, toda la tarde y noche se instalan frente al televisor de su cuarto para ver sus telenovelas y galanes favoritos, olvidándose de sus pequeños hijos y esposos y hasta de cenar. Todos esos jóvenes papás que toda la tarde y noche, pero de los sábados y domingos, o se instalan frente a la tele de la sala o en un bar con sus cuates de vicio para gritar “gol, esa era roja, era penal, árbitro vendido, qué bien están las porristas compadre, salud, etc.”, olvidando por completo que los domingos son para pasarla amenamente en familia. Pero todo esto en su momento también lo vivieron como hijos a través de sus padres, lo que se traduce en patrones aprendidos en el seno del hogar.

El otro aspecto muy lamentable es que lo anterior evidencia el muy fiel y triste reflejo de nuestra cultura: Amor y pasión por las banalidades y falta de conciencia social, es decir, apatía ante los múltiples y diversos problemas reales que nos aquejan a todos como mexicanos, tales como la inseguridad lejos de tu entorno, las carísimas elecciones presidenciales, las políticas de Donald Trump contra México, los gasolinazos, más jovencitas embarazadas, más jóvenes drogadictos, mayor contaminación del agua y el aire, más bullying escolar, mayor desempleo, productos y servicios más caros, funcionarios más corruptos, etc.

No quiero decir con esto, joven papá, que nunca más veas un partido de futbol u otro deporte, o joven mamá, que no veas más una sola telenovela o programa de espectáculos. Se trata de, OK, un rato de distracción o emoción contra el estrés laboral o escolar, pero sólo un ratito no horas y horas. No olvides que hay cosas en la vida mucho más relevantes como tu bienestar y la de tu familia, así como nutrir tu mente con contenido más productivo. Una buena manera de que pases más y mejor tiempo con tus hijos, es que ellos practiquen algún deporte, de preferencia colectivo, y tú y tu pareja los acompañen, motiven y orienten en dicha actividad saludable, y de paso sirve que socialices y conozcas mejor a sus compañeros y los padres de éstos.

Distráete, despeja tu mente, pero también haz conciencia, cultiva tu mente y continúa siendo el máximo guía en el andar de tu más valioso tesoro: Tus hijos.


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