Ha sido tanta la insistencia de López Obrador las últimas semanas de recomendar al PRI y recientemente al Frente, de cambiar a sus candidatos porque, según él no levantan, que la verdad ya no puede esconder su miedo porque, según las encuestas, el que no levanta es él.
No pierde, pero no gana intenciones de voto en las encuestas. Efectivamente va en primer lugar (sobre todo de conocimiento entre los mexicanos) pero por lo que se ve, no ha podido convencer a los indecisos o convertido a los seguidores de otros partidos, con excepción de los que ha convencido a cambio de un hueso.
Y es que, según la lógica de la competencia, si se sintiera tan seguro de lo que dice, ni lo mencionaría. Dejaría que el segundo y tercer lugar en la contienda se batieran en la feroz pelea en la que están metidos y él se dedicaría a administrar la ventaja, pero no lo hace.
Según su muy simplón argumento, el hecho de que sus rivales ‘no levanten’, los inquietaría y provocaría una guerra sucia en su contra. Ahora hasta zacatón salió ¿pues no que muy gallo? Si en serio se sintiera muy fuerte, no tendría miedo de enfrentar a nada ni a nadie.
Recomienda que sus rivales tengan calma, que se serenen, y más bien parece que se lo dice a sí mismo; puesto que, el día que arranquen formalmente las campañas, todos los mexicanos sabremos de que está hecha la suya.
Por lo pronto, ya sabemos de qué está hecha su persona: de una enfermiza obsesión por el poder, rodeada de las más impresentables figuras de la vida pública en México.
Desde prófugos hasta recaudadores y uno que otro traicionero. De eso está hecha la figura del mesías. Veamos si el pueblo bueno lo sienta a la diestra del Padre o lo manda derechito a la sucursal del infierno que está en ese edén del sur.
Twitter: @adejorge
No pierde, pero no gana intenciones de voto en las encuestas. Efectivamente va en primer lugar (sobre todo de conocimiento entre los mexicanos) pero por lo que se ve, no ha podido convencer a los indecisos o convertido a los seguidores de otros partidos, con excepción de los que ha convencido a cambio de un hueso.
Y es que, según la lógica de la competencia, si se sintiera tan seguro de lo que dice, ni lo mencionaría. Dejaría que el segundo y tercer lugar en la contienda se batieran en la feroz pelea en la que están metidos y él se dedicaría a administrar la ventaja, pero no lo hace.
Según su muy simplón argumento, el hecho de que sus rivales ‘no levanten’, los inquietaría y provocaría una guerra sucia en su contra. Ahora hasta zacatón salió ¿pues no que muy gallo? Si en serio se sintiera muy fuerte, no tendría miedo de enfrentar a nada ni a nadie.
Recomienda que sus rivales tengan calma, que se serenen, y más bien parece que se lo dice a sí mismo; puesto que, el día que arranquen formalmente las campañas, todos los mexicanos sabremos de que está hecha la suya.
Por lo pronto, ya sabemos de qué está hecha su persona: de una enfermiza obsesión por el poder, rodeada de las más impresentables figuras de la vida pública en México.
Desde prófugos hasta recaudadores y uno que otro traicionero. De eso está hecha la figura del mesías. Veamos si el pueblo bueno lo sienta a la diestra del Padre o lo manda derechito a la sucursal del infierno que está en ese edén del sur.
Twitter: @adejorge