En los ensayos anteriores señalábamos que el Presidente de la República tiene un doble déficit de legitimidad, al ser electo por una minoría y contar con una bancada en el Congreso también en condición de minoría, lo cual es consecuencia de la combinación de un régimen presidencial con un sistema de partidos múltiple.
Posteriormente, analizamos la funcionalidad de la combinación de presidencialismo con multipartidismo para construir mayorías que den al gobierno una doble legitimidad, también analizamos la utilidad del sistema presidencial con bipartidismo; el régimen presidencial con segunda vuelta; el sistema presidencial con gobierno de coalición y el semipresidencialismo; en esta ocasión estudiaremos los modelos siguientes:
En un régimen parlamentario, el gobierno emana del parlamento, del congreso, o de la asamblea nacional; si es bicameral, generalmente de la cámara donde está representada la soberanía popular. A diferencia de los sistemas presidenciales donde hay doble legitimidad producto de elecciones separadas, aquí solo haya una legitimidad.
En modelos parlamentarios donde solo hay dos partidos, regularmente el partido ganador gobierna en solitario; pero en aquellos sistemas donde hay tres o más partidos, se forman coaliciones para ejercer el gobierno. Los gobiernos de coalición son una variable de los regímenes parlamentarios; los gobiernos de coalición, son de naturaleza parlamentaria.
Vale decir que la teoría política reconoce a los gobiernos de coalición como parte de la esencia de los regímenes parlamentarios; asimismo, la teoría clásica del sistema presidencial, no reconoce a los gobiernos de coalición como parte de su naturaleza. El terreno institucionalmente propicio para formar gobiernos de coalición exitosos, son los regímenes parlamentarios; lo demás es contra natura.
El modelo alternante hasta el momento (hasta donde conozco), sólo existe en el mundo de las ideas políticas, en el célebre texto de Giovani Sartori, titulado como: Ingeniería Constitucional Comparada. En él, hace la propuesta de tomar lo mejor de dos mundos y esboza en términos generales la idea del gobierno de dos motores.
En términos históricos y de teoría política, lo mejor de los dos mundos es el modelo parlamentario de Europa (un mundo) y el sistema presidencial norteamericano (el otro mundo). Lo mejor de dos mundos; dos regímenes de gobierno que deben alternarse para contar con gobiernos eficientes: el sistema presidencial americano y el parlamentarismo europeo son los dos motores del gobierno.
Es su analogía señala, que la idea es poder encender el segundo motor cuando se apaga el primero y viceversa. Se trata pues de una idea que se toma prestada de la tecnología híbrida de la industria automotriz, de autos híbridos de dos motores; si se desea desarrollar velocidad y distancia, funciona el motor de gasolina; si se desea ahorrar combustible mientras se está en un semáforo, que se apague el motor de gasolina y que se encienda el motor eléctrico. Que funcione el motor que más convenga, según las necesidades.
Si la idea la visualizamos en un sistema político, a nivel institucional el modelo debe contar con los mecanismos que permitan que indistintamente, según el contexto, funcione el motor presidencial o el motor parlamentario; también debe contar con los mecanismos necesarios que permitan potenciar la legitimidad.
En el caso de México técnicamente, cuando hay un gobierno dividido, hay una mayoría parlamentaria dispersa con ganas de gobernar pero sin los mecanismos para hacerlo, de ahí la parálisis gubernamental, que no legislativa que ya vimos que producen mucho en temas que no son torales. La forma de capitalizar esas ganas de gobernar es por medio de un sistema alternante.
Dicho de otra manera, una mayoría de oposición en el Congreso bajo un régimen presidencial, es un caudal de energía con el potencial necesario para gobernar al margen de la institución presidencial, por lo que es necesario, por lo que es necesario que se diseñen los mecanismos institucionales que permitan encauzar y capitalizar esa energía, en un régimen parlamentario.
La idea es que si el presidente tiene la mayoría suficiente para poner en marcha su programa de gobierno, pues que funcione el motor presidencial; pero si la mayoría está en el congreso, en una coalición de oposición al presidente, pues entonces que funcione el motor parlamentario. Que se encienda el motor de quien tenga la mayoría.
Para que funcione el motor presidencial el presidente debe contar con la doble legitimidad que le proporciona su elección propia y la mayoría de su partido en el congreso; si no cuenta con ella, que su legitimidad le sirva para limitarse a desarrollar funciones de Jefe de Estado y que las de gobierno, las asuma un gobierno de coalición mayoritario, emanado del parlamento al amparo de su propia legitimidad.
Con el modelo de gobierno alternante, habría mayorías permanentes para gobernar; con el modelo alternante, habrá una solución viable al problema de los gobiernos divididos. Ahora bien estimado lector, si de tener un modelo que permita contar con mayorías permanentes para gobernar, sin atropellar la legitimidad de otros actores, pues ya conoce cuál es la oferta del mercado y cuál es el modelo que conviene a México; el modelo que tenemos no es el mejor, de ahí la urgencia de cambiar el régimen político.
Ahora bien, ya que sabemos que hay mejores opciones para construir un sistema de gobierno con el respaldo de la mayoría; asimismo, que un aspecto básico que estará en juego en las próximas elecciones es la regresión, cambio o continuidad del régimen, en la siguiente entrega analizaremos que representa cada uno de los candidatos con relación al tema. Agradezco mucho la atención que han puesto a estas líneas, nos vemos la próxima semana.
Posteriormente, analizamos la funcionalidad de la combinación de presidencialismo con multipartidismo para construir mayorías que den al gobierno una doble legitimidad, también analizamos la utilidad del sistema presidencial con bipartidismo; el régimen presidencial con segunda vuelta; el sistema presidencial con gobierno de coalición y el semipresidencialismo; en esta ocasión estudiaremos los modelos siguientes:
Sistema parlamentario
En un régimen parlamentario, el gobierno emana del parlamento, del congreso, o de la asamblea nacional; si es bicameral, generalmente de la cámara donde está representada la soberanía popular. A diferencia de los sistemas presidenciales donde hay doble legitimidad producto de elecciones separadas, aquí solo haya una legitimidad.
En modelos parlamentarios donde solo hay dos partidos, regularmente el partido ganador gobierna en solitario; pero en aquellos sistemas donde hay tres o más partidos, se forman coaliciones para ejercer el gobierno. Los gobiernos de coalición son una variable de los regímenes parlamentarios; los gobiernos de coalición, son de naturaleza parlamentaria.
Vale decir que la teoría política reconoce a los gobiernos de coalición como parte de la esencia de los regímenes parlamentarios; asimismo, la teoría clásica del sistema presidencial, no reconoce a los gobiernos de coalición como parte de su naturaleza. El terreno institucionalmente propicio para formar gobiernos de coalición exitosos, son los regímenes parlamentarios; lo demás es contra natura.
Modelo Alternante
El modelo alternante hasta el momento (hasta donde conozco), sólo existe en el mundo de las ideas políticas, en el célebre texto de Giovani Sartori, titulado como: Ingeniería Constitucional Comparada. En él, hace la propuesta de tomar lo mejor de dos mundos y esboza en términos generales la idea del gobierno de dos motores.
En términos históricos y de teoría política, lo mejor de los dos mundos es el modelo parlamentario de Europa (un mundo) y el sistema presidencial norteamericano (el otro mundo). Lo mejor de dos mundos; dos regímenes de gobierno que deben alternarse para contar con gobiernos eficientes: el sistema presidencial americano y el parlamentarismo europeo son los dos motores del gobierno.
Es su analogía señala, que la idea es poder encender el segundo motor cuando se apaga el primero y viceversa. Se trata pues de una idea que se toma prestada de la tecnología híbrida de la industria automotriz, de autos híbridos de dos motores; si se desea desarrollar velocidad y distancia, funciona el motor de gasolina; si se desea ahorrar combustible mientras se está en un semáforo, que se apague el motor de gasolina y que se encienda el motor eléctrico. Que funcione el motor que más convenga, según las necesidades.
Si la idea la visualizamos en un sistema político, a nivel institucional el modelo debe contar con los mecanismos que permitan que indistintamente, según el contexto, funcione el motor presidencial o el motor parlamentario; también debe contar con los mecanismos necesarios que permitan potenciar la legitimidad.
En el caso de México técnicamente, cuando hay un gobierno dividido, hay una mayoría parlamentaria dispersa con ganas de gobernar pero sin los mecanismos para hacerlo, de ahí la parálisis gubernamental, que no legislativa que ya vimos que producen mucho en temas que no son torales. La forma de capitalizar esas ganas de gobernar es por medio de un sistema alternante.
Dicho de otra manera, una mayoría de oposición en el Congreso bajo un régimen presidencial, es un caudal de energía con el potencial necesario para gobernar al margen de la institución presidencial, por lo que es necesario, por lo que es necesario que se diseñen los mecanismos institucionales que permitan encauzar y capitalizar esa energía, en un régimen parlamentario.
La idea es que si el presidente tiene la mayoría suficiente para poner en marcha su programa de gobierno, pues que funcione el motor presidencial; pero si la mayoría está en el congreso, en una coalición de oposición al presidente, pues entonces que funcione el motor parlamentario. Que se encienda el motor de quien tenga la mayoría.
Para que funcione el motor presidencial el presidente debe contar con la doble legitimidad que le proporciona su elección propia y la mayoría de su partido en el congreso; si no cuenta con ella, que su legitimidad le sirva para limitarse a desarrollar funciones de Jefe de Estado y que las de gobierno, las asuma un gobierno de coalición mayoritario, emanado del parlamento al amparo de su propia legitimidad.
Con el modelo de gobierno alternante, habría mayorías permanentes para gobernar; con el modelo alternante, habrá una solución viable al problema de los gobiernos divididos. Ahora bien estimado lector, si de tener un modelo que permita contar con mayorías permanentes para gobernar, sin atropellar la legitimidad de otros actores, pues ya conoce cuál es la oferta del mercado y cuál es el modelo que conviene a México; el modelo que tenemos no es el mejor, de ahí la urgencia de cambiar el régimen político.
Ahora bien, ya que sabemos que hay mejores opciones para construir un sistema de gobierno con el respaldo de la mayoría; asimismo, que un aspecto básico que estará en juego en las próximas elecciones es la regresión, cambio o continuidad del régimen, en la siguiente entrega analizaremos que representa cada uno de los candidatos con relación al tema. Agradezco mucho la atención que han puesto a estas líneas, nos vemos la próxima semana.