La amenaza clara fue el viernes durante la reunión en Acapulco con los banqueros, sin embargo, esto ya lo venía diciendo desde días antes. Dice que si le hacen fraude el se irá a su rancho, pero como esto implicaría ‘soltar al tigre’, pues no sería él quien lo amarre o por lo menos lo apacigüe. ‘El que suelte al tigre, que lo amarre’, fueron sus palabras.
¿Qué se cree este prepotente engreído? Que va a venir a decirnos a los mexicanos que es él o que nos atengamos a las consecuencias ¡a chinga!
Es decir, todo los que los mexicanos hagan el primero de julio, de no favorecerle será ¡fraude!
AMLO y los que lo rodean jamás han podido comprobar fraude alguno por más que tuvieron éxito en posicionar esa idea entre quienes quieren creerle cada estupidez que sale de su boca.
Que no se le olvide que hay más de un sesenta por ciento de mexicanos que no lo quiere ver ni en pintura, por lo que las probabilidades de perder por tercera ocasión son muy altas.
¿Qué pasaría si ante la provocación de la violencia por parte de sus huestes, el resto del pueblo de México (la mayoría) reaccionara respondiendo la agresión? Sería una masacre en la que las pérdidas mayores se contarían de su lado. Que lo tenga en cuenta antes de soltar a su tigre rabioso.
O ¿Qué pasaría si el fraude se opera a favor de su candidatura? ¿Aceptaría la misma represalia? Porque con eso de que el PRI ve con mejores ojos una hipotética presidencia del tabasqueño frente a la amenaza que representa Anaya, no sería descabellado que la orden no sólo sea la de desviar el voto duro del tricolor a favor de López, también podría estarse echando a andar la maquinaria del fraude que él tanto a denunciado.
Entonces ¿qué? ¿Chingadazos?
Twitter: @adejorge