Difícilmente los mexicanos creemos en las promesas de campaña. Cuando se habla de las virtudes de un candidato automáticamente lo traducimos como ‘publicidad pagada’, por decirlo amablemente. Pero cuando escuchamos, sea cierto o mentira, algo negativo, lo damos por hecho.
Ni modo, así somos y eso está en las mediciones más serias. Las emociones las mueve el sentimiento de rechazo, la indignación, el coraje que se va convirtiendo en odio.
Fundadas o no, las razones que tendrán la mayoría de los mexicanos para votar en esta elección serán las que consigan agraviarlo. Ya sea un recordatorio efectivo de la historia personal del candidato, su paso por cargos anteriores, quienes lo rodean o cualquier otra cosa que pueda despertar en el elector un sentimiento de venganza.
Ahí estarán centradas las campañas, en convencer como sea a los ciudadanos que el rival es un corrupto, analfabeta, mentiroso o parte de una mafia perversa que chupa la sangre del pueblo. Lo demás será parafernalia, no servirá de nada que se prometa el paraíso en la tierra, eso no cuenta simplemente porque no es ni será verdad.
Haga sus apuestas, quién será el candidato que cargue con más negativos ganados a pulso o colgados, pero al fin y al cabo efectivos para que mejor no votemos por él.
Twitter: @adejorge
Fundadas o no, las razones que tendrán la mayoría de los mexicanos para votar en esta elección serán las que consigan agraviarlo. Ya sea un recordatorio efectivo de la historia personal del candidato, su paso por cargos anteriores, quienes lo rodean o cualquier otra cosa que pueda despertar en el elector un sentimiento de venganza.
Ahí estarán centradas las campañas, en convencer como sea a los ciudadanos que el rival es un corrupto, analfabeta, mentiroso o parte de una mafia perversa que chupa la sangre del pueblo. Lo demás será parafernalia, no servirá de nada que se prometa el paraíso en la tierra, eso no cuenta simplemente porque no es ni será verdad.
Haga sus apuestas, quién será el candidato que cargue con más negativos ganados a pulso o colgados, pero al fin y al cabo efectivos para que mejor no votemos por él.
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