¡Alerta, alerta, que ahí viene la “justicia populista”!
No se hace justicia negando a la justicia. En México estamos comenzando a vivir una aterradora deriva hacia el desgobierno. Se pretexta que quienes delinquen son, primeramente, víctimas del “sistema”. Y, a la vez, se cuestiona la legitimidad misma del Estado acusando a sus fuerzas de seguridad de perpetrar abusos y de “reprimir” a los ciudadanos.

Los cuerpos policiacos no pueden ya intervenir para salvaguardar el orden público ni para garantizar derechos tan fundamentales como la libre circulación o la simple protección del patrimonio de todos. Turbas de “maestros” violentos pueden irrumpir a sus anchas en oficinas públicas y cometer destrozos mientras que los “estudiantes” toman por asalto las casetas de peaje de las autopistas y cobran ellos las cuotas para financiar así su “causa”.

El “pueblo” puede linchar a jóvenes inocentes por encontrarse meramente en el lugar equivocado en un momento desafortunado. Al mismo tiempo, el aparato de Justicia exhibe unos descomunales niveles de ineptitud: la inmensa mayoría de los delitos —algunos de ellos espantosos como el secuestro de menores de edad y su artero asesinato luego de que los raptores despojen de cifras millonarias a los padres— no se castigan. Vivimos así en un país donde los asesinos, los ladrones y los violadores caminan tranquilamente por las calles: se sientan muy seguramente a tu lado en la butaca del cine o los tienes delante, a la mesa del restaurante.

Pero, los mexicanos de bien ni siquiera podemos defendernos: Doña Constitución no nos faculta para salir armados a las calles y si ocurriera el caso de que a un atracador le descerrajaras un tiro en la cara porque se metió de noche a tu casa, pues entonces sí, esa “justicia” que tenemos —tan inoperante para castigar a los verdaderos canallas, tan corrompida y tan indiferente a la suerte de miles de víctimas desamparadas— se ensañará contigo, y un juez implacable, aparte de inconmovible, te dictará una durísima sentencia (digo, si no es que familiares y amigos del asaltante llegan a matarte ellos primero).

Pero, no se angustien ustedes innecesaria y anticipadamente, inquietos lectores: vamos a estar mucho peor. Llegará pronto la “justicia populista”. O sea, la versión 2.0, la verdaderamente permisiva. Los rateros y los homicidas se frotan desde ya las manos.

revueltas@mac.com


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