La República del Cuento…Federal
A pesar de ser constitucionalmente una república federal, de facto, el país siempre funcionó como una república central dónde el presidente nombraba a los gobernadores de todas las entidades federativas y al otrora regente Distrito Federal; los procesos electorales para elegir a los primeros, sólo eran actos testimoniales que no servían para competir, pero si servían para dar legitimidad a una decisión presidencial.

Con el proceso de transición a la democracia y luego con la alternancia política, gradualmente se fueron sentando las bases para que eso que pomposamente llamamos pacto federal empezará a funcionar. Empezó a funcionar a nivel político electoral, toda vez que las leyes electorales se reformaron para hacer real la competencia política y por ende, el presidente fue perdiendo el control político sobre los gobiernos estatales que hoy en día, hacen lo que quieran y como quieran.

Los gobiernos estatales que siempre vivieron subordinados al poder presidencial, mismo que a la vez, funcionaba como mecanismo de control para limitar sus excesos. Para 1997, cuando empezó a funcionar el federalismo, eso se acabó: los estados se volvieron soberanos políticamente, pero financieramente siguen dependiendo del centro, es decir que, en materia de finanzas, seguimos siendo una república central.

En lo que respecta al poder legislativo, a nivel central, la Cámara de Senadores es la representante del pacto federal, es la cámara donde estaban representados de manera paritaria los estados integrantes de la federación (dos por entidad); lo deseable para que siguiera conservando ese carácter, es que hubiera mantenido ese diseño, pero con la reforma que abrió la puerta a los senadores de minoría y representación proporcional todo se descompuso. Ahora tenemos un grupo de senadores que son electos en cada una de las entidades, y otro que es electo en una circunscripción nacional ¿Acaso, si los primeros representan a los estados, los segundos representan a la nación?

Los mexicanos tenemos un senado que estructuralmente ya no es representante del pacto federal, tiene también una representación nacional que debe ser exclusiva de la cámara baja. Adicionalmente, bajo la lógica del bicameralismo, valdría la pena revisar si cumple con el papel de cámara revisora y si logra mejorar la calidad de la legislación que se produce, pienso que no. Finalmente imagino que será una institución que seguirá distorsionándose y el fallo de Tribunal Electoral que reconoce la validez de la candidatura del Sr. Miguel Ángel Mancera al senado, mucho contribuye para ello.

Como ha sucedido en los últimos años, el federalismo mexicano seguirá produciendo gobernadores extremadamente corruptos como los que usted ya conoce, con el arreglo institucional que tenemos todo seguirá igual. La diferencia, ahora con el fallo del Tribunal Electoral, es que el resto de los estados que no tienen elecciones concurrentes con la elección presidencial, buscarán empatar sus procesos electorales locales y de esa forma, los gobernadores con todo el poder en las manos, buscarán saltar casi de manera automática, a una cámara deformada e inútil, que los blindará para no ser juzgados por sus yerros y sus excesos ¿Qué chido, no?

¿Se imagina la envidia que le tienen a Mancera los distintos ex gobernadores que son perseguidos o procesados por diferentes actos de corrupción? ¿Se imagina a los que siguen (gobernadores) como festejan de alegría, sabiendo que el fallo del Tribunal Electoral sienta un precedente que les garantizará impunidad? Se trata de un paraíso que pocos imaginaron.

Me parece que lo más sensato que podemos hacer como país, es desaparecer el senado y regresar al unicameralismo, y aprovechando la vuelta, de paso revisar a fondo nuestras instituciones políticas. Después de todo, fiscalmente seguimos siendo una república central; financieramente, los estados no son soberanos; orgánicamente, el senado dejó de ser el representante de exclusivo de las entidades federativas, por otro lado, parte de las funciones que debe desempeñar, de facto las tiene la CONAGO; y en el futuro, el senado será una isla de impunidad.

La desaparición del senado, debe formar parte de la nueva generación de reformas en materia política ¿O qué, vamos a seguir jugando a que somos una república federal? ¿Seguiremos jugando al perfeccionamiento de las leyes electorales? ¿Dejaremos en manos del senado el diseño de las leyes de combate a la corrupción? Por mi parte, empezaré por anular el voto para los senadores el próximo primero de julio. Nos leemos la próxima semana.


Artículo Anterior Artículo Siguiente