¿Acabar o concentrar la corrupción?
Los anuncios del próximo presidente del país y sus más cercanos, en sentido de cómo llevar a cabo un plan de austeridad en la ruta de acabar con la corrupción, son buenos deseos que levantan sospechas a más de uno.

Se ha hablado mucho en estos días sobre la decisión de acabar con los delegados estatales y sustituirlos por uno solo que sea nombrado por el presidente y que sea parte del partido Morena. Así mismo, se anuncia la concentración de las compras de dependencias y secretarías en un solo órgano de Hacienda. También va para adelante lo de reducir sustancialmente los sueldos de funcionarios, legisladores y autoridades.

Las medidas suenan bien, pero cuando tomamos en cuenta el factor humano, tenemos que aceptar que la desesperación en algunos (quienes ganarán menos) y la tentación en otros (quienes concentren tanto poder de decisión y presupuesto en sus dos manitas), el peligro de la corrupción puede ser aún mucho mayor que en el presente.

Pensé que la creatividad y quizá conocimiento adquirido en todos estos años de campaña de López Obrador, le iban a servir no sólo para tener un diagnóstico acertado (el cual parece tener) sobre los problemas que aquejan al país, sino también para poner en marcha estrategias más novedosas y modernas, que cuenten con experiencias internacionales de efectividad y no solo tratar de concentrar de manera inmediata y absoluta el poder, quién sabe con qué propósitos.

Twitter: @adejorge


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