Doble dilema
No cabe duda de que, en ocasiones, uno no calcula sus palabras y aseveraciones. Con tal de conseguir lo que se anhela a toda costa, independientemente de que puedas o no con el paquete, se avientan con todo sin medir las consecuencias.

Lo anterior, porque al parecer el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, está en un doble dilema. Quizá todavía es muy temprano para saber exactamente cuales serán los problemas derivados de esto; sin embargo, de que los habrá, los habrá.

Resulta que, derivado de su prolongada campaña, surgieron cosas como el perdón a los criminales, mismos que han sido perseguidos por las Fuerzas Armadas de México, las cuales han sido ofendidas en lo más profundo por quien dentro de muy poco será su jefe máximo.

Les dijo de todo (al Ejército y la Marina), los defendió con todo (a los criminales).

Pero el tiempo es cruel y nunca perdona, diría Juan Gabriel, y le llegó la hora de encontrarse con la realidad. Falta poco para que se encuentre cara a cara con el reclamo de la sociedad. Por lo pronto, los militares hicieron lo que estaba de su lado: mostrarle el horror de la seguridad en México y la burla de los cuerpos policiales en Estados y Municipios.

Seguramente hablaron de la capacidad mortífera de las bandas del crimen que azotan todo el territorio mexicano.

Y López reculó. Pero eso no es todo el problema. El problema, en mi opinión, será cómo lo tomen los criminales que muy seguramente salieron a votar por él viendo en ello una esperanza de seguir haciendo de las suyas con la complicidad de la presidencia. Y probablemente amedrentaron a muchos para que hicieran lo mismo. Negocios son negocios.

De cumplirse lo que dijo en sentido de que todo seguirá igual y nuestros soldados continuarán enfrentando a los criminales como hasta ahora, la reacción de los despechados delincuentes no se dejará esperar.

Es un desafío.

Twitter: @adejorge


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