Un dilema fundamental
El ejercicio del poder plantea múltiples dilemas. Uno fundamental es optar por la popularidad o por la responsabilidad. En teoría, ambas van de la mano; en la práctica corren por senderos diferentes. El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, inicia en condiciones históricas. Su triunfo en las urnas le da un mandato inédito en términos de apoyo popular y, por si eso fuera poco, se hace acompañar de una amplia mayoría legislativa, lo mismo a escala federal que en instancias locales.

Lo que se ha visto en este periodo de transición es el propósito del Presidente electo de conciliar ambos planos, de allí que pueda parecer contradictorio o cambiante. Las declaraciones realizadas en su espacio de trabajo muestran mesura y serenidad, mientras que sus expresiones en público ratifican en modo y contenido al candidato en campaña. Mi impresión es que encara la disyuntiva propia del encargo y opta por el esfuerzo de tratar de cumplir con la expectativa de quienes le llevaron al poder, cuidando también el entorno, especialmente en materia económica.

La mejor manera de resolver el dilema, la más compleja, pero menos incierta, es transitar por un camino intermedio. Se trata de no renunciar al sentido del mandato popular, que es el de un cambio profundo, y al mismo tiempo hacer las cosas de tal forma que el proyecto no quede comprometido por cuestiones tácticas o por darle importancia a temas menores.

López Obrador cuenta con amplio respaldo de la población, a partir de una muy alta capacidad de conectar con su auditorio. Es un político que con frecuencia desafía lo convencional, pero que no pierde sensibilidad de lo que la gente quiere y espera. Esa condición le permite construir un espacio de maniobra a efecto de no ser rehén de sí mismo ni de una forma de intransigencia imaginaria sobre lo que el pueblo realmente quiere.

López Obrador, como presidente, deberá sobreponerse con el paso de los días al López Obrador candidato. Mientras el primero deberá gobernar para todos, hayan o no votado por él, el segundo se seguirá dirigiendo fundamentalmente a los suyos y a las razones que le llevaron al poder. Esos 30 millones de mexicanos no votaron por políticas específicas, ni por el Tren Maya, ni por la amnistía, ni por el Aeropuerto en Santa Lucía, votaron por López Obrador porque sentían confianza hacia lo que él haría desde la Presidencia, particularmente en materia de combate a la corrupción, crecimiento con equidad y construcción de la paz.

En razón del equilibrio que necesitará para ser un presidente responsable y popular, los temas concretos no pueden comprometer el objetivo general, sino reforzarlo. En caso de hacer correcciones sobre un tema particular, sea la construcción de refinerías o el aeropuerto en Santa Lucía, éstas deberán hacerse específicamente para cumplir otro compromiso, por ejemplo, fortalecer a Pemex o resolver el problema de la saturación del aeropuerto actual.

Es una cuestión de diferenciar, con pragmatismo inteligente, lo importante y lo urgente, lo esencial y lo contingente. Es una decisión propia y exclusiva del presidente que debe materializarse con información, escuchando opiniones, anticipando costos y reacciones, con claridad siempre para hacer valer lo fundamental del proyecto en curso.

En esta tarea, el equipo y los afines son esenciales. De lo que se trata es de evitar la tentación de polarizar la situación. Los coordinadores parlamentarios y los dirigentes de los partidos que lo respaldan deben aportar a este ánimo de reencuentro y reconciliación sin renunciar al proyecto que impulsaron en campaña. Es posible y está en ellos, con su experiencia y sensibilidad, abrir espacio para que la ofrecida transformación nacional se reafirme en lo sustantivo, no en lo accidental. El equipo propio igualmente debe mantener disciplina y mesura, defender con firmeza e inteligencia las decisiones y determinaciones que vengan del presidente.

En el espacio inmediato del Presidente electo se han hecho bien las cosas. Se dan los mensajes adecuados a los auditorios específicos. Este ejercicio es muy útil porque da capacidad para diferenciar la retórica propia de la política, de lo que son las acciones y planes de gobierno. El sector privado ha actuado en consecuencia y es propio de éste alzar la voz cuando haya temas que lo inquieten. Nada hay de inconveniente al respecto y los desencuentros deben resolverse en función de lo que se hace, no de lo que se dice; esto vale para ambos lados.

El entorno del próximo presidente e incluso él mismo han dicho que no habrá irresponsabilidad en materia económica. Esta afirmación por sí misma da sentido de los actos de gobierno futuros y, sin duda, ofrece tranquilidad. También esto impone límites para que lo posible se sobreponga a lo deseable, especialmente en la elaboración del presupuesto, a manera de impulsar un tránsito inteligente, razonable y seguro entre las propuestas de campaña y las acciones de gobierno.

Hacia adelante, López Obrador presidente comprenderá, por obra de la realidad, que hay desafíos que deberán encararse con información clara del entorno específico de cada uno y sin rehuir los términos de la responsabilidad. Hay un mandato por el cambio. El Presidente electo se muestra decidido a hacer valer los términos del sentido del sufragio y ha iniciado por el camino hacia la austeridad votada desde las cámaras, reiterando que no habrá abusos en su mandato.

“Seis años es un recorrido de días largos y meses cortos”, solía decir José López Portillo, en su condición de ex presidente. Se refería por supuesto a la dinámica del presente, el día a día lleno de coyunturas que hacen perder de vista metas y propósitos. El Presidente electo deberá tener presente desde ahora un diseño de gobierno con sus tiempos, ritmos y pausas. El arranque importa y mucho, pero también el esquema de mediano y largo plazo para que la realidad corra afín a lo que se hace y no, como sucede con frecuencia, contra lo que se pretendía. Finalmente, el éxito en la política está en los resultados, no en los propósitos o las intenciones.

http://twitter.com/liebano
Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.


Artículo Anterior Artículo Siguiente