Hágase la austeridad en los bueyes de mi compadre
No hay tropezón más doloroso que aquel que se da uno con su propia lengua. La gente está expectante, no es tonta, espera mucho, qué digo mucho, muchísimo de la ‘Cuarta Transformación’, o ¿debería decir, la ‘mal llamada Cuarta Transformación’?

El horno no está para bollos y, como he venido insistiendo en este espacio, los mexicanos ya no aguantarán una burla más.

La cantaleta de la ‘justa medianía’ de López Obrador y todos los que lo acompañarían en su sexenio no ha dejado de repetirse y, de no ser una realidad palpable, medible, se convertirá en un insulto monumental.

Se supone que, casi santos, quienes lo rodean son vertebrados a prueba de todo, incorruptibles, intachables, del lado de los pobres, que no ven sus nuevos o futuros puestos como el salto a esa sociedad ‘fifí’ que tanto han criticado. Pero parce que no.

Resulta que en la boda de su cercanísimo, César Yáñez, la nueva (es un decir) clase política se dio cita, incluido el presidente electo. Y no sólo el desfile de buenas ropas y mejores maquillajes se dejaron ver; no, también el banquetazo que debió haber costado una fortuna y que dejó a medio México (el más pobre) con la boca abierta de hambre y los ojos como platos de sólo imaginar lo que costó.

Por supuesto que el muy humilde presidente, López Obrador, degustó esos manjares… ese día no pidió frijolitos y nopal.

¿Esa es la sensibilidad con la que pretende gobernar? ¿Esa es la sana medianía? ¿Esos ’señoritingos’ con ínfulas de nuevo rico son los que lo acompañarán en la aventura de la ‘Cuarta Transformación’ y de paso él solapándolos?

¿Cómo explicarles a los burócratas que tendrán que pasar a las filas del desempleo? ¿Cómo explicarles a otros tantos que se tendrán que mudar a quién sabe dónde, aunque no quieran? ¿Cómo explicar los recortes salariales que pretende AMLO? ¿Con qué cara?

Hágase la austeridad en los bueyes de mi compadre. Así empezó el declive del actual sexenio, con frivolidad y desprecio. Pero parece que estos ‘no saben que no saben’.

Independientemente de quién pagó tan ostentosa boda, lo mejor hubiera sido guardar compostura y, por respeto, no presentarse como la nueva ‘mafia del poder’.

Pero sólo como le fue a Peña Nieto y al PRI, será la única manera en la que entiendan estos políticos, que, dicho sea de paso, son exactamente iguales, incluido el tabasqueño.

Twitter: @adejorge


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