Adiós Cuarta República
Se dice que nada es para siempre, que todo es temporal, pasajero; y como producto intelectual, la etapa de vida del espacio denominado “Cuarta República”, ha llegado a su fin. Entre otras razones, por que se han expuesto una serie de ideas que, -a juicio de este modesto escribano-, pudieran ser de utilidad para dar forma y asideras institucionales a la cuarta transformación propuesta por el ciudadano electo como presidente, y quien muy pronto entrará en funciones.

Desearía que las ideas esbozadas a lo largo de los 16 últimos ensayos, hubieran servido para saber que no todo se ha dicho en materia de ideas políticas. La serie de entregas denominada “Cuarta República”, ha sido un intento de aportación en el plano político, -nada acabado- para tratar de coadyuvar a la propuesta del presidente electo, AMLO, consistente en su promesa de lograr una cuarta transformación de la república. Sin embargo, si alguien deseara un producto más acabado sobre el tema, podría revisar una publicación propia al respecto, denominada: “Ingeniería Básica para el Cambio de Régimen”, editada en 2010.

Vale también decir, que las ideas del modelo de gobierno alternante, son inspiradas en la obra de Giovani Sartori: “Ingeniería Constitucional Comparada”; en ella, está planteado en clave, el sistema alternante con dos motores, como lo mejor de dos mundos. Los motores son dos modelos de gobierno, uno inventado en el viejo mundo: el parlamentarismo, y el otro, en el nuevo: el presidencialismo; la alternancia de los dos motores, es -a mi juicio- la propuesta más importante de dicho trabajo del reconocido filósofo italiano.

Recrear e imaginar cuál pudiera ser el andamiaje institucional que podría dar forma y estructura a esa idea expuesta por Sartori, me parece mi mejor homenaje al genio florentino. De lo leído sobre el tema, no identifico a nadie que desarrolle mejor, o bien, se esfuerce por engrandecer esa propuesta; por el contrario, se ha tergiversado y ha sido usada, para justificar reformas que no se relacionan en nada con la alternancia de los dos motores.

La idea general ya está sembrada, pero en el supuesto caso de que llegara a ser institucionalizada como forma de gobierno, ¿qué podría garantizar su buen funcionamiento? Al parecer, nada. Hace casi dos siglos, se copió un modelo, pensando que daría buenos gobiernos, que traería prosperidad como la había traído al pueblo americano, pero…no pasó nada; seguimos en las mismas. ¿Hay algo que pueda garantizar que se rompa el ciclo histórico del fracaso del presidencialismo mexicano? Al parecer, nada.

Una vez que terminé de escribir “Ingeniería Básica para el Cambio de Régimen”, tuve la sensación de que algo faltaba, algo que pudiera garantizar el funcionamiento de ese hipotético modelo de gobierno; sin embargo, no sentía haberla encontrado y siempre conservé esa inquietud. Pero después de aproximadamente una década de búsqueda, me parece que encontré el ingrediente que faltaba.

Considero que ese factor, bien trabajado, podría garantizarnos buenos resultados a los mexicanos; los ha producido en el sistema presidencial americano, por lo menos hasta la década de los sesentas del siglo pasado. Creo, que también ha resultado benéfico para diferentes sistemas de gobierno en el mundo; entonces, ¿por qué no habría de producir buenos resultados para México?

Pretendo que antes de que termine el año, si Dios lo permite, y mi editor lo autoriza, iniciaré una nueva serie de ensayos relacionados con el tema; habrá material para que el ciudadano, si así lo desea, deje de quejarse y haga la parte que le corresponde, para incidir en el buen desempeño de sus gobernantes.

La ciudadanía, debe participar de manera decidida, para que su gobierno dé buenos frutos, sin importar si es neoliberal o si es de izquierda, si es Peña Nieto o si es López Obrador. El primero, ya lo perdimos…el segundo, lo podemos ganar. Ya debemos dejar de quejarnos de las presuntas fallas de un gobernante que aún no entra en funciones, y asumamos cada quien, cómo debemos actuar, para hacer la parte que nos toca a cada uno.

Espero que en poco tiempo podamos encontrarnos en un nuevo espacio, y si las ideas no mutan demasiado, pronto podremos vernos: “Entre Dios y el César”.

Gracias, amables lectores.


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