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En ese sentido fue la comunidad central de esta increíble dinastía que marcó la historia de la humanidad de México, país que tuvo la virtud de exprimir al máximo el extenso legado de belleza distribuido entre sus altas pirámides y parques de la gran aldea de Chichén Itzá para que no muera en el olvido y sea visitada anualmente por millones de personas.
En el diccionario maya, el nombre de la ciudad significa “la boca o entrada al pozo de los itzáes”. De esa forma se hacía referencia a los pozos o llamados cenotes que abastecían de agua al lugar, hoy lugares divinos que podés conocer al llegar a estas tierras mágicas del mundo maya.
Chichén Itzá, la ciudad movilizante del antiguo Imperio Maya
Según los historiadores y científicos que aún llevan a cabo sus estudios en estas tierras llenas de riqueza, Chichén Itzá se alzó como el pueblo maya más relevante durante el periodo Clásico terminal y Postclásico temprano, aproximadamente entre el año 900 al 1300.
Durante este lapso, Chichén Itzá se constituyó como la capital de una inmensa región, momento en que se emplazaron las enormes construcciones arquitectónicas como los edificios estilo Puuc.
En ese sentido, la región de Puuc, al igual que Chichén Itzá ubicada en la península de Yucatán en el sur mexicano también fue abanderada por los estudiosos como una de las zonas del mundo más hermosas de la Civilización.
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Su acabado pura y exclusivamente de piedra, Puuc muestra como uno de sus edificios figuran parecería ser un ensamblaje del territorio que incluye una destacable superficie lisa, columnas en las fachadas y cornisas dobles que traducen su imponencia.
Su decoración es del tipo antropomorfos, zoomorfos y geométricos a través de mosaicos en los frisos de los segundos cuerpos de los templos, a la vez que su descripción puede ser completada con grandes máscaras que representan a Chaac, el dios de la lluvia de la civilización maya.
Estos rostros colgantes en piedra, además, se encuentran situados en las esquinas del gran de la gran expresión con una arquitectura basada en piedra como en los tableros, que se repiten en varios edificios con una gran cantidad de pisos.
En cuanto a la ubicación geográfica de estas fantásticas creaciones arquitectónicas revestidas y construidas en roca se repetía en varias partes de la península en forma de cuadrángulos. Es decir, en base a su ubicación constituían una especie de patio gigante entre edificios.
Según estudios científicos, estas ciudades tanto Chichén Itzá, Cobá, entre otras zonas del imperio aborigen americano, han estado unidas a través de largos caminos que fueron denominados “sac be’o’ob”.
A su vez, se ha sido estimado que entre el lapso que va desde el 300 al 1200 d.C. esta zona fue movilizada por el impulso de una población maya que podría plantearse en 25.000 personas, solamente en la ciudad de Uxmal.
Distintas expediciones a la tierra de los mayas arrojaron, de ese modo, que se alzan unos ocho yacimientos arqueológicos que podés visitar del mismo modo que otros pueblos que todavía restan profundizar su investigación.
El Puuc, es compartida por el yacimiento arqueológico Uxmal, que a su vez se encuentra establecido entre otros siete lugares que comparten el mismo estilo arquitectónico de Kabah, Sayil, Xlapac, Labná, Chacmultún, Loltún, y Oxkintok.
No es dato menor mencionarte que estas antiguas ciudades, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Actualmente estas tierras son fuentes de supervivencia para los nativos del lugar, debido a su riqueza proporcionada por su agricultura.
Más curiosidades de la arquitectura de los templos ubicados en Chichén Itzá
Chichén Itza se encuentra situada geográficamente tierra adentro, con un núcleo de cinco kilómetros cuadrados y una extensión de viviendas , que hasta el momento fue excavada en un poco más del 20 por ciento.
El Cenote sagrado del lugar es un ejemplo de la riqueza fue extraída por el hombre, el cual funcionaba como uno de los tantos lugares sagrados donde los pobladores mayas se dirigían para rendirle ofrendas al dios Chaac, donde también se realizaban sacrificios humanos.
Según las primeras investigaciones llevadas a cabo en Chichén Itzá, realizadas durante los inicios del siglo XX por la iniciativa de un cónsul americano llamado Edward Herbert Thompson, de esta gran cueva que hoy habilitada para que visites en cualquier excursión se sacaron objetos de jade, oro, cerámica y hueso que sirvieron para documentar esta cultura.
Sin dudas, Chichén Itzá ha asombrado a sus investigadores (y lo sigue haciendo a los turistas que lo visitan) por la forma de las construcciones respecto de otras ciudades de la civilización.
Muchas de sus edificaciones eran sostenidas por inmensas columnas y pilastras, fortalecidas con enormes bloques de piedra superpuestos.
A su vez, estas grandes piedras eran talladas y entre las que vas poder destacar son las que componen el conjunto llamado de las Mil Columnas.