Ridículo mayor
Luego del anuncio de la tan pospuesta estrategia de seguridad por parte del equipo del presidente electo, López Obrador, y por él mismo, no cabe duda que la realidad siempre te ha de pasar una mala jugada y te provoca un ridículo mayor.

Pues nada que, quien durante 12 años o más estuvo criticando las estrategias (con muy pobres resultados, por cierto) de los dos más recientes presidentes de México, ahora adapta (con cambios cosméticos) la misma estrategia que ellos. Y tan-tan, no se puede o no se quiere implementar algo más.

El hecho es que será el ejército el que encabece las tareas de vigilancia y pacificación de la nación mexicana ¿alguna novedad? Es algo que venimos escuchando en otras bocas y criticado desde las que ahora reculan.

Y quizá sea cierto que el único capaz de remediar la violencia que azota el país sea el ejército, pero el problema es ahora de quién viene. Con qué cara.

Del que será presidente en pocos días; sí, pero también de quien los ha acusado de represores, de matar inocentes, de asesinar a niños, de estar coludidos con el crimen y de ser el brazo que ejecuta las órdenes perversas de quienes detentan el poder.

La humillación y el insulto hacia las fuerzas castrenses ha sido la marca del movimiento encabezado por López Obrador. Caradura.

Lo único que sale de este papelón presidencial, es la conclusión de que AMLO nunca supo nada y una bola de crédulos lo llevaron a la presidencia sin estar conscientes de la ineptitud que reinará. Crédulos que, por cierto, hoy no dicen ni pío.

Twitter: @adejorge


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