Valeria Cruz Medel, una historia como miles en México
Valeria Marian Cruz Medel fue asesinada en Ciudad Mendoza, Veracruz. Tenía 22 años, estudiaba medicina en la Universidad Veracruzana y era hija de Carmen Medel, diputada federal del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Esta situación le dio notoriedad al caso.

También por la forma tan desgarradora con que la madre reaccionó en el pleno de la Cámara de Diputados, cuando se enteró de la noticia. Una imagen que literalmente rompe el corazón nada más de verla, pero algo que le agrega mayor tristeza a esta situación, es que la versión oficial dice que a Valeria la confundieron y por eso la mataron.

De acuerdo a la Fiscalía General de Veracruz, a Valeria la asesino “el Ricky” quien tenía la orden de secuestrar a una mujer que es pareja de uno de los líderes criminales que operan en esa zona. El sicario se equivocó de persona y de acción, y descargó su arma en el cuerpo de la joven estudiante.

Horas después encontraron a “el Ricky” muerte en el mismo auto en el que huyó. Pero suponiendo que esta versión sea cierta, entonces el crimen organizado ha perdido eficacia, sus sicarios y gatilleros son unos empleados ineficientes ya que no solo realizan su trabajo de manera inadecuada, sino que además ahora se equivocan y confunden así nada más a las personas.

Estas pequeñas confusiones han provocado miles de dramas familiares parecidos a los de la diputada Carmen Medel. Uno de los casos más recientes fueron los tres estudiantes de cine que desaparecieron en Jalisco y luego se supo que fueron disueltos en ácido, solo porque creyeron que pertenecían a un grupo criminal rival.

La misma versión fue la que se manejó en el caso de Ayotzinapa, en donde a los normalistas los confundieron con los “contras” del cártel Guerreros Unidos. Esta combinación desastrosa ente las ineficiencia de los criminales y de las autoridades, han ocasionado muertes injustas e inútiles en todo el país.

Ha sido tal el desastre ocasionado por la actual estrategia de seguridad y la corrupción en las instituciones de seguridad, sobre todo en las locales, que pareciera que la paranoia nos invade, que los criminales cometen estos actos desesperados por controlar sus pequeños cotos de poder y las autoridades lo permiten.

La situación es muy complicada para el nuevo gobierno en materia de seguridad. Los focos rojos son muchos y en miles de lugares, en donde las muertes no pasan por los medios de comunicación, son silenciosas y hasta se olvidan pronto para no tener que recordar algo que comprometa aún más la poca “tranquilidad” que tienen.

Pareciera que es mejor el olvido que la justicia y que como sociedad, ya no tenemos ningún derecho a exigir al menos la posibilidad de caminar tranquilos por las calles sin el peligro de ser secuestrados, asaltados o en el peor de los casos, confundidos con algún criminal, pero esto tristemente puede ser por parte de delincuentes o de las mismas autoridades.

Es decir, a Valeria la mataron por creer que era otra persona pero hay cientos de casos documentados en donde las fuerzas del orden comenten el mismo error, pero en esas ocasiones para fabricar culpables, incriminar a inocentes y presentarlos ante la justicia como los flamantes líderes de células criminales de alto poder.

En México estamos confundidos en muchos sentidos y eso nos ha pasado factura, pero en el tema de seguridad y justicia, todo se ha enredado demasiado y cada vez nos asfixia más hasta sentir que literalmente ya no podemos respirar tranquilos en ninguna parte.


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