¿Así vamos a crecer?
A manera de respuesta al mexicano derrotista que tanto se solaza en el victimismo plañidero, suelo señalar repetidamente que somos una auténtica potencia industrial. Ni más ni menos que el tercer socio comercial de los Estados Unidos de América (segundo, cuando toca). Ellos, a su vez, son la economía más grande del planeta. Así que, imagínense ustedes los tamaños de México, señoras y señores. Y esto, en una nación donde 47 millones de personas no se han integrado en lo absoluto a los procesos productivos de la modernidad.

El gran problema que tenemos aquí no es la desigualad, sin embargo, sino la pobreza: en ningún rincón del mundo un operario de una fábrica gana lo mismo que un alto ejecutivo de una corporación multinacional. La diferencia, más allá del descontento de tantísimas personas con las disparidades existentes en el mundo, es que al obrero que recibe un salario justo y digno deja prácticamente de preocuparle que el dueño de un fondo de inversiones posea un lujoso yate y viaje en su Learjet.

Añadan ustedes las condiciones de ciudadano de segunda categoría que se derivan de la miseria —el restringido acceso a la justicia, la falta de derechos reales, la vida diaria marcada por la inseguridad y la violencia, la discriminación, los malos servicios de salud y la deficientísima educación pública— y entonces no podrán menos que constatar que hay una pavorosa realidad social en este país.

Pero, miren ustedes, podemos estar todavía peor de lo que estamos. Mucho peor, de hecho: si nos quedamos sin maquiladoras, si las plantas armadoras de autos se mudan fuera de nuestras fronteras, si quiebran empresas por no haber estabilidad laboral, si no llegan inversores del exterior y si disminuye el crecimiento del PIB, así de pretendidamente raquítico como pueda ser desde hace décadas enteras, entonces no vamos a tener siquiera lo que ya tenemos hoy.

El impacto negativo de la cancelación del NAICM alcanzará 145 mil millones de dólares; el bloqueo de las vías de tren en Michoacán ha provocado pérdidas de 20 mil millones de pesos; CFE no realizará el proyecto de infraestructura eléctrica más importante para el sur del país; el pago de la deuda externa se volvió más costoso…

¿Vamos bien?

revueltas@mac.com
Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.


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