Trabajar es necesario para sobrevivir, pero mientras algunos tienen la buena suerte de llegar a un lugar increíble en el que todo funciona como debería (y si existen esos lugares mágicos que hacen que ir a trabajar suene como un juego), no hay pleitos y los jefes no son tiranos enfermos de poder que gritan por todo y amenazan con despidos cada vez que alguien comete el más mínimo error; a otros la vida adulta los lleva a un trabajo horrible en el que se respira un ambiente tóxico y que los hace soñar con renunciar todos los días de la vida (y no lo hacen por falta de una mejor alternativa. Como dice el dicho, más vale bueno por conocido…).
Es normal tener días malos en la oficina, pero, si no tienes cuidado, puedes quedar atrapado en el trabajo de tus pesadillas, en el que los días buenos son más un mito que una realidad y lo normal es sentirse destruido todos los días, y eso se va a ver reflejado en tu salud. Aunque no lo creas, tu cuerpo es más sabio de lo que crees e intenta protegerte de un trabajo terrible con una serie de síntomas que podrías pensar que no están relacionados con eso.
No siempre puedes darte el lujo de renunciar a un mal trabajo, pero, una vez que te das cuenta de que estás en uno, deberías considerar empezar a buscar otra alternativa, y puedes identificarlo cuando empiezas a experimentar síntomas extraños, como el insomnio o los dolores de cabeza constantes, que parecen no tener una explicación lógica.
Estos son algunos focos rojos que te están tratando de decir que tu trabajo te está arruinando la vida.
No puedes dormir
Según los psicólogos del Centro de Ansiedad y Cambios de Comportamiento, con sede en Maryland, las personas atrapadas en trabajos que odian empiezan a experimentar dificultad para quedarse dormidos y constantemente se despiertan pensando en los pendientes que tienen que terminar al día siguiente. Literalmente, la preocupación no los deja dormir.
Dolores de cabeza constantes
Cuando estás en una situación estresante o peligrosa, tus músculos se ponen tensos para protegerte, y esa tensión constante puede resultar en dolores de cabeza y cuello. Según la American Psychological Association, percibir tu trabajo como algo estresante hace que todo tu cuerpo se ponga tenso y que empieces a experimentar migrañas.
Dolor muscular
Un trabajo tóxico te deja en un estado alterado y tu cerebro llena tu cuerpo de adrenalina para ayudarlo a sobrevivir a la situación. Eso no solo te deja agotado, el exceso de adrenalina también hace que tus músculos se tensen y que, al final del día, terminen doloridos.
Te enfermas más seguido
Ya existen varios estudios que dicen que el estrés afecta tu sistema inmunológico y te deja vulnerable a sufrir más enfermedades, como la gripa. Lo que te enferma no es el aire acondicionado que ponen a toda potencia, incluso en invierno, sino el estrés crónico que te produce ir a trabajar.
Tu vida sexual sufre
La American Psychological Association dice que el estrés de balancear vida, trabajo, finanzas, relaciones y familia reduce drásticamente el nivel de testosterona y, por lo tanto, el deseo sexual. No solo es falta de tiempo, tu trabajo literalmente te quita las ganas.
Agotamiento crónico y dolor de estómago
Un trabajo tóxico te agota física y emocionalmente y el fin de semana no es suficiente para que puedas recuperarte. Además, el estrés también afecta a las bacterias que se encuentran en el estómago, las cuales se encargan de la digestión, lo que te puede producir indigestión e inflamación.
¿La solución?
Tomar más descansos, no llevarte el trabajo a casa al salir de la oficina o, en casos más extremos, renunciar y empezar a buscar otra opción.
Vía: GQ.