El 7 de diciembre pasado, las terminales de venta de Pemex de Toluca, Celaya, Uruapan, Querétaro y Minatitlán no tenían nada de gasolina. Las de Zapopan, Aguascalientes, León, Pachuca, Oaxaca, Añil (CDMX Oriente), El Castillo (Jalisco), Zamora, Cd. Victoria, Morelia, Reynosa y Colima, tenían reservas para menos de un día de consumo.
Por otra parte, las terminales de Barranca del Muerto (CDMX Sur), Cd. Madero, Tehuacán, San Juan Ixhuatepec, San Luis Potosí, Puebla, Poza Rica, Iguala, Mérida, Irapuato, Cuernavaca, Durango, Saltillo, Cd. Mante, Zacatecas y Matehuala, tenían entre uno y dos días de reservas, comparado con el consumo en esos lugares.
El primer grupo de terminales vende 220 mil barriles diarios, el 28% de la demanda previsible en diciembre pasado. El margen promedio (ponderado) de esas terminales fue de 0.28 días durante la semana del 7 de diciembre, subió a 0.70 en la siguiente semana, fue de 0.28 en la semana del 21, y para el 28 de diciembre estaba en 0.32. La primera semana de 2019, no llegó a 0.1 días de reservas. Al último día de la administración anterior, estaba en 0.67 días.
El segundo grupo de terminales vende 205 mil barriles, 26% de la demanda nacional, y tuvo el siguiente margen, por semana, en días: 1.3, 1, 1.3, 0.9, en diciembre, y 0.41 en la primera de enero. Al 30 de noviembre, 1.1 días.
La demanda de gasolina de los mexicanos, para el mes de diciembre, debía ser de 805 mbd, para Pemex, y de 827 mbd incluyendo importación privada, pero no alcanzó. Del 30 de noviembre a la primera semana de enero, la producción nacional de gasolina promedió 178 mbd, y las importaciones 618 mbd, para un total disponible de 796 mbd. Uno pensaría que es una diferencia pequeña, pero recuerde que hay que distribuir en 75 terminales, y en ese proceso hay imperfecciones. Al final, lo que los mexicanos pudieron comprar fueron 766 mbd en promedio: 50 mbd menos de lo que hubieran querido comprar.
Para la primera semana de enero, la caída de consumo de gasolina fue de 11%, con respecto a 2018. Como comparación, el famoso “gasolinazo” redujo la demanda en 3%. No hay duda de que nada es más caro que lo que no puede comprarse, porque no existe.
No creo que haya defensa contra los datos. La disponibilidad de gasolina fue insuficiente hacia el 21 de diciembre, que entiendo fue cuando cerraron ductos. Dirán que para enfrentar el robo de combustible, pero la información que le presento, toda proveniente de la Sener (sea en el SIE, o en las estadísticas de hidrocarburos), muestra que más bien no había suficiente combustible en el país, e intentaron que la crisis de demanda no fuese nacional, sino concentrada en el occidente del país. No pudieron, y el problema se extendió a la Ciudad de México, donde muy rápidamente la atendieron. Occidente ha seguido con muchos problemas. En los últimos datos, sin embargo, ya hay reservas en prácticamente todas las terminales (sólo Cadereyta, en ceros), con el doble de abastecimiento, en promedio, del que había en diciembre. Pero todavía hay problemas en la etapa que va de las terminales a las gasolineras, es decir, a los consumidores.
Es muy importante enfrentar al crimen organizado, en todos sus negocios, incluyendo el robo de combustible. Eso no requiere cerrar ductos y mover gasolina a través de miles de pipas, sino contar con un Estado fuerte, que haga cumplir leyes. Eso exige un buen sistema de seguridad pública, y de procuración, impartición y administración de justicia. Pero si en lugar de construir la fuerza civil, se recargan en los militares; en lugar de fiscalía independiente se nombra al amigo; y en lugar de ofrecer información, se inventan excusas, va a estar muy difícil.
Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.
Publicado originalmente en El Financiero.
Por otra parte, las terminales de Barranca del Muerto (CDMX Sur), Cd. Madero, Tehuacán, San Juan Ixhuatepec, San Luis Potosí, Puebla, Poza Rica, Iguala, Mérida, Irapuato, Cuernavaca, Durango, Saltillo, Cd. Mante, Zacatecas y Matehuala, tenían entre uno y dos días de reservas, comparado con el consumo en esos lugares.
El primer grupo de terminales vende 220 mil barriles diarios, el 28% de la demanda previsible en diciembre pasado. El margen promedio (ponderado) de esas terminales fue de 0.28 días durante la semana del 7 de diciembre, subió a 0.70 en la siguiente semana, fue de 0.28 en la semana del 21, y para el 28 de diciembre estaba en 0.32. La primera semana de 2019, no llegó a 0.1 días de reservas. Al último día de la administración anterior, estaba en 0.67 días.
El segundo grupo de terminales vende 205 mil barriles, 26% de la demanda nacional, y tuvo el siguiente margen, por semana, en días: 1.3, 1, 1.3, 0.9, en diciembre, y 0.41 en la primera de enero. Al 30 de noviembre, 1.1 días.
La demanda de gasolina de los mexicanos, para el mes de diciembre, debía ser de 805 mbd, para Pemex, y de 827 mbd incluyendo importación privada, pero no alcanzó. Del 30 de noviembre a la primera semana de enero, la producción nacional de gasolina promedió 178 mbd, y las importaciones 618 mbd, para un total disponible de 796 mbd. Uno pensaría que es una diferencia pequeña, pero recuerde que hay que distribuir en 75 terminales, y en ese proceso hay imperfecciones. Al final, lo que los mexicanos pudieron comprar fueron 766 mbd en promedio: 50 mbd menos de lo que hubieran querido comprar.
Para la primera semana de enero, la caída de consumo de gasolina fue de 11%, con respecto a 2018. Como comparación, el famoso “gasolinazo” redujo la demanda en 3%. No hay duda de que nada es más caro que lo que no puede comprarse, porque no existe.
No creo que haya defensa contra los datos. La disponibilidad de gasolina fue insuficiente hacia el 21 de diciembre, que entiendo fue cuando cerraron ductos. Dirán que para enfrentar el robo de combustible, pero la información que le presento, toda proveniente de la Sener (sea en el SIE, o en las estadísticas de hidrocarburos), muestra que más bien no había suficiente combustible en el país, e intentaron que la crisis de demanda no fuese nacional, sino concentrada en el occidente del país. No pudieron, y el problema se extendió a la Ciudad de México, donde muy rápidamente la atendieron. Occidente ha seguido con muchos problemas. En los últimos datos, sin embargo, ya hay reservas en prácticamente todas las terminales (sólo Cadereyta, en ceros), con el doble de abastecimiento, en promedio, del que había en diciembre. Pero todavía hay problemas en la etapa que va de las terminales a las gasolineras, es decir, a los consumidores.
Es muy importante enfrentar al crimen organizado, en todos sus negocios, incluyendo el robo de combustible. Eso no requiere cerrar ductos y mover gasolina a través de miles de pipas, sino contar con un Estado fuerte, que haga cumplir leyes. Eso exige un buen sistema de seguridad pública, y de procuración, impartición y administración de justicia. Pero si en lugar de construir la fuerza civil, se recargan en los militares; en lugar de fiscalía independiente se nombra al amigo; y en lugar de ofrecer información, se inventan excusas, va a estar muy difícil.
Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.
Publicado originalmente en El Financiero.