El Primer Nivel de Gobierno (segunda parte)
Es un placer saludarle nuevamente apreciado lector; en esta ocasión continuaremos con el tema relacionado con el nivel superior de gobierno, que está por encima de los poderes terrenales (constitucionales y fácticos): el Poder divino.

Recapitulando, diremos que en ensayos anteriores vimos que ese Poder y gobierno divino, tiene una gran legitimidad entre los mexicanos y también entre la mayoría de las naciones del continente americano, ya que de alguna manera, muchos conocemos el denominado “Padre nuestro”; plegaria mediante la cual, reconocemos su poder, y clamamos su gobierno; así mismo, vimos que como todo gobierno, el divino, también diseña políticas publicas.

De igual forma, festejamos su nacimiento carnal y/o terrenal, y le damos tal importancia a su llegada que, en la actualidad, la historia mundial se calendariza y divide en antes y después, a partir de su nacimiento; con lo cual, también se cumple una profecía escrita en el Antiguo testamento, que seguramente usted ya conoce, y misma que también está relacionada con los niveles inferiores de gobierno: “Él muda los tiempo y las edades; quita reyes y pone reyes;…”,(libro de Daniel, 2:21 R. V. 1960).

Con el nacimiento de Jesucristo, se inició una nueva era y, hasta donde entiendo, derivado de la legitimidad que se le reconoce, es de suponerse que la mayoría de los pueblos del continente americano somos cristianos. Pero si casi todos profesamos la fe cristiana, también es de suponerse que todos nos sometemos a Su gobierno, y en consecuencia, el modelo de gobierno presidencial debería producir los mismos resultados en todo el continente; pero sabemos y hay claras muestras de que no es así.

¿Si todos somos cristianos, dónde está la causa o cuál es la pauta que determina, para que se generen resultados diferentes entre uno y otros, siendo el mismo modelo terrenal de gobierno?

La raíz de esa línea la podríamos encontrar en la reforma protestante de Martín Lutero, quien en 1525, mediante sus profundos cuestionamientos contenidos en sus denominadas 95 tesis, se dio a la tarea de evidenciar a la iglesia católica que ella, a través de sus líderes y creyentes, era todo, menos cristiana.

De esta manera, Lutero encabezó un movimiento conocido históricamente como protestantismo, pero que a nivel doctrinal, significó un renacimiento del o retorno al cristianismo original, que se distingue de la iglesia católica por un conjunto de dogmas y liturgias, que tienen como fin el establecimiento de los diferentes mandatos fijados en la Biblia, -más 635-, según los expertos.

Esforzarse por obedecer y cumplir las diferentes ordenanzas establecidas en el texto bíblico, no es otra cosa que el volver a la doctrina original de Cristo, así como el sometimiento del movimiento protestante al gobierno Dios.

Posteriormente, esos grupos de cristianos renacidos que surgieron y que eran ferozmente perseguidos en Europa por disentir de la iglesia católica, fueron los primeros colonos que llegaron a las costas de norte américa, y que una vez independizados e incipientemente establecidos, fundaron los Estados Unidos de América; un país que nacía apegado a la doctrina cristiana, -nacieron cristianos pues-.

Por otro lado, de México hasta la tierra de fuego en Argentina, tanto la conquista española como la portuguesa, nos heredaron una religión católica, que no obstante el auge que está habiendo del cristianismo, subsiste principalmente hasta nuestros días.

En el caso de México, como parte de nuestra cultura, conocemos bien cuáles son nuestras prácticas para relacionarnos con el nivel superior de gobierno, pero si quiere usted auto aplicarse un test, respóndase a sí mismo las siguientes preguntas:

¿Cuántas veces ha leído completa la Biblia? Si estamos de acuerdo en que la Biblia es la palabra de Dios, no hay mejor instrumento para relacionarse con Él, como primer nivel de gobierno; y si usted no la ha leído, difícilmente puede estar sometido a su gobierno.

¿Cuán frecuente lee alguna porción bíblica? Mientras no haya un acercamiento y conocimiento de lo que es la voluntad y propósito divino para nuestras vidas, difícilmente podremos obedecerlo y cumplirlo.

De los 10 mandamientos ¿Cuántos conoce y cumple a cabalidad? Tan solo el de no juzgar al prójimo es de difícil cumplimiento, sobre todo en una cultura donde “viborear”, “comerse”, “criticar” y en general hablar mal del otro, es deporte nacional. ¿Se imagina lo complicado que sería para nosotros cumplir más de 600 mandamientos?, casi imposible. Lo bueno es que no es por obras como ganamos la batalla.

Desde que tomé el texto bíblico por primera vez, me quedó la impresión de que la desgracia de México estaba implícita en lo que se establece en el Antiguo testamento, específicamente en el libro de Éxodo, capítulo 20, versículos 3 al 6. Usted ¿ya los leyó y los entiende? ¿Entiende que el celo de Dios es grande y que su Gloria no la comparte con nadie?

A diferencia nuestra, de la lectura de una de las últimas obras de Samuel Huntington titulada ¿Quiénes somos?, me queda la idea de que hay dos elementos centrales en la cultura y el credo americano que hicieron de ese pueblo emigrante una nación próspera, con un buen funcionamiento de sus instituciones políticas: trabajo duro y oración constante, nada más.

Sobre el segundo elemento abundaremos más adelante. Para ello, sería interesante, -y lo invito cordialmente- que escarbe un poco las líneas y pasajes bíblicos.

Nos leemos la próxima semana.


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